CUARENTA Y DOS

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SPOILERS DEL CAPITULO 160 AL 168 DEL MANGA

El pelinegro con cabellos erráticos apunto con la navaja a aquel rubio que le miraba impotente desde su posición.

Eiji no pensaba con claridad, ese maldito les había matado a él y a Uteki en el futuro, e iba a matarle en ese lugar, ahora ya.

—Eiji, esto no es lo que hablamos —trato de apaciguar las aguas el rubio moviendo ambas manos de arriba hacia abajo.

—Silencio, bastardo —Eiji movió con aún más determinación el cuchillo hacia adelante, amenazando al rubio mayor —. Me has traicionado, así que ahora te haré pagar.

A unos metros de allí, concentrado en su propia pelea con uno de los cuatro reyes celestiales, Chifuyu escuchaba aquellas palabras de su amigo pelinegro.

Tenía que deshacerse de aquel sujeto para ir en busca de Eiji y que se calme, porque a ese ritmo terminara matando a alguien.

—¿Traición? —el rubio miró hacia el suelo ensangrentado debajo de sus pies, sin ninguna expresión en su rostro —Tu no sabes lo que es eso.

Inesperadamente, Isao tomo del cuello a uno de los integrantes de Tenjiku que pasaba por ahí, retirandole del bolsillo un pequeño artefacto, empujando a la persona, quien se alejó de ellos al ver quién era el que estaba allí.

La verdad es que Isao era conocido entre las filas de Tenjiku como alguien conflictivo y amigo cercano del jefe. Era mejor alejarse de él cuando estaba enojado.

—Ven, amigo Eiji —el rubio dirigió su mirada al chico frente suya, apuntándole con una navaja, la navaja que le había quitado a aquel chico.

—No te tengo miedo, Isao —Eiji hablo acercándose poco a poco al muchacho, aún ofensivo con su navaja —. ¿Qué estás esperando?

En cuanto termino de decir aquellas palabras, el rubio se lanzó hacia adelante, moviendo el cuchillo en dirección al abdomen del menor, quien oportunamente al visualizar el ataque, esquivó la trayectoria del cuchillo, moviéndose hacia atrás.

Ofensivamente, el pelinegro luego de recomponerse, se movió hacia adelante, esta vez dirigiendo el cuchillo en dirección al pecho del rubio, quien lo esquivó agachandose y pateando el abdomen de Eiji, quien salió para atrás de una sola patada.

Cayo al suelo de espaldas, afirmándose el estómago en donde había sido golpeado, trató de levantarse, siendo impedido por el pie del rubio, quien le pisaba con el pie su abdomen, haciendo algo de presión.

Apunto con la navaja a aquel chico que le miraba desde abajo con prepotencia, se encorvo para llegar al rostro del chico, en donde llevo sus labios a la oreja del muchacho.

—Eiji, cariño mío, no te conviene tenerme de enemigo —decía todo aquello mientras paseaba el filo de su navaja por el cuello del pelinegro sin hacer presión.

Silence || Tokyo Revengers Donde viven las historias. Descúbrelo ahora