Aceleración impetuosa (II)

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Xie Lian había olvidado como pensar.

La rabia le quemaba y mantenía su mente enfocada en dos cosas. La primera era que Hua Cheng estaba sufriendo, agonizando al borde de la muerte, de nuevo, no más que una victima inocente que ha caído bajo el propio peso de las cosas que rodean a Xie Lian. La segunda era que quería hacerle tanto daño a Jun Wu como pudiese.

Es por eso que cuando llego a la casa de su Maestro Principal, entro sin saludar, empujando la puerta sin permiso. Ignoro los gritos de sorpresa y rabia del anciano. Camino rápido, casi corriendo y pateo la puerta de la cueva con fuerzas.

-¡Bai Wuxiang!-Grito iracundo.

Guoshi salto y lo tomo del brazo-¡Su Alteza! ¡¿Cómo se atreve a interrumpir en mi casa de esa--?!

Pero en esos instantes no habia control en sus acciones, en un solo movimiento empujo a su maestro lejos haciendo que cayera tres metros hacia el suelo-¡SUELTAME! ¡ESTO NO ES TU PROBLEMA!

Hecho un fuego, demasiado ardido como para sentir pena de sus acciones, penetro en la cueva oscura. No le hacia falta luz. No la necesitaba, conocía el camino y las cosas que estaba dispuesto a hacerle a Jun Wu no necesitaban ser observadas.

En medio de la oscuridad una voz de barítono, ronca y melodiosa se levantaba como un eco espectral, guiando su camino en medio de la oscuridad infernal: -Corazón de Sirena, todos lloran por ti en la arena. Guía mis mares, mis sueños y anclares.

Rápidamente llego a la morada de barro e inmundicia, y en la penumbra pantanosa de una montaña llena alimañas, apenas alumbradas por una vela casi marchita, encontró a Jun Wu encadenado, con los ojos cerrados y tarareando una canción.

Xie Lian al dar con él solo sintió algo que se había prometido jamás sentir luego de ochocientos años. Porque cuando lo sintió y se dejó sumergir, llenándose la boca de su amargo sabor, Xie Lian estuvo dispuesto a masacrar a miles y bañarse con su sangre. Él se juro no volver a caer en ese sentimiento, se castigó inclusive con ello mismo rogando por dos grilletes.

Pero ese sentimiento no se podía contener cuando surgía. Con la misma fuerza del amor que profesaba al hombre que estaba con sus horas contadas en la estera de paja. Con la misma intensidad de mil caballos y tan asfixiante como ahogarse en lava ardiente.

Xie Lian sentía odio.

-...En tu azul sonrisa nace del mar su brisa-, Jun Wu abrió solo un poco los ojos y lo miro y sonrió, luego los volvió a cerrar y siguió cantando en voz baja, ignorándole.

En un solo movimiento Fang Xin se clavo en la cabeza de Jun Wu. Fue un movimiento sin gracia. El espada solo corto hasta la mitad de la garganta. -Ríe sirena, sirena, corazón de sirena.

- ¡Cierra la boca! -Arranco la espada trabada y volvió a blandirla, y con ello logro cortar la cabeza de la calamidad, arrancándola de su cuerpo en un tajo torcido, tirando piel y rompiendo huesos.

La cabeza de Jun Wu sin embargo no salió despegada, un par de nervios y ligamentos habían sobrevivido al ataque de Fang Xin, de forma que quedo colgando hacia abajo, cayendo al lado del pecho.

Jun Wu abrió los ojos y lo miro torcido y su sonrisa, de esa forma, parecía una mueca medio riendo y medio llorando. Siguió cantando-por cada pescador, hay siempre un pecador.

Tiro a Fang Xin y tomo del cabello de Jun Wu y lo halo hacia él, arrancando la cabeza finalmente del cuerpo. Las manos le tiemblan demasiado, producto de la ira que lo mueve. No puede respirar. No importa. El pánico esta muy lejos de asfixiarle, la forma en como el odio lo ahoga es casi exquisito, mucho mejor que cuando Hua Cheng lo estrangula. Es una emoción insoportable, una locura venenosa.

La Bendición Oficial del Destino ❥ HuaLian ❥Donde viven las historias. Descúbrelo ahora