Aceleración Impetuosa (I)

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Advertencias: algo de sangre y dRaMaAaaaaAaaa a litros!

囧 --- 囧 --- 囧 --- 囧 --- 囧 --- 囧

Xie Lian supo que más nunca podría volver a verle la cara a su maestro sin morir de vergüenza y, aun así, había una extraña y agradable sensación que recorría su cuerpo, era quizás un espejismo que le hacía olvidar por momentos la terrible situación en la que se encontraba, pero también era un alivio: no importase que planease Jun Wu o cualquier otro, él ya no es un niño, él ya no es una burla. Va a casarse con alguien que lo respeta y lo ama. Sus amigos están allí para él otra vez. Su Maestro le ha dado, inclusive a regañadientes, su bendición.

Ese hilo de pensamientos lo hace respirar.

La Corte Celestial es un caos de dioses que vuelan sobre nubes doradas, cabalgan en tigres, arces, bueyes y elefantes, o que simplemente flotan montados en sus espadas mágicas. Todos corren de un lado a otro, la campana no para de sonar, y el griterío es insoportable.

Xie Lian podría decir que esto es algo extraño y anormal, pero no, realmente el cielo es así desde que Jun Wu dejo de ser Emperador.

- ¡Un Fantasma Caníbal al Sureste! ¡Otro al Norte! ¡Rápido! ¡Rápido! ¡Pei Su va en camino! ¡Alguien ubique algún oficial del General Xuan Zhen!

- ¡¿Es ese el maldito Duende Verde?! ¡¡Es mío!! ¡¡QUE NADIE LO TOQUE!!

- ¡Alguien ha quemado un templo! ¡Vayan, Vayan!

- ¡¿Hola?! ¡Acabo de llegar, tengo quince cabezas de dragones recién cortadas! ¡Donde las dejo!

- ¡¿Cómo?!-- ¡QUE! ¿¡Como Que Un Demonio Esta Orinando en Mi Templo!?

- ¡Ahhh! ¡Nos quedamos sin dioses! ¿¡Donde esta Ling Wen!?

- ¡LING WEN!

- ¡LIIIIIIIN WWWEEEEEEEN!

Xie Lian no supo si reír o llorar en ese instante mirando el caos de dioses chocando unos contra otros.

Cuando Jun Wu gobernó los cielos, permitió que la serpiente de la corrupción creciera entre los palacios celestiales, y luego de su encierro, las cosas parecieron estar apunto de desmoronarse, un caos desastroso, sin poder central que ordenase las cosas.

La mayoría de los dioses aun eran respetuosos de la ética y el decoro, y luchaban junto con Xie Lian y los demás, en seguir ayudando a los mortales y tratar de hacer un buen trabajo, pero la gran mayoría no ayudaban a sus devotos solo por desear protegerlos, sino los veían como un medio para ganar más méritos y poder, castigándolos duramente cuando no les brindaban exquisitas ofrendas.

A falta de un líder, las acciones bondadosas eran cuanto mucho precipitadas y estériles y las desalmadas, imposibles de detener. Solamente Ling Wen y su batallón de ojerosos dioses de la literatura, luchaban por mantener todo en orden.

-Bien, iré a mi palacio unos segundos, creo que un demonio se esta almorzando a mis devotos- dijo Mu Qing pasando la mano por su cien- mandare a algún oficial de mi palacio y volveré en diez minutos.

Feng Xin dio un paso hacia adelante y puso gentilmente su mano en su hombro- ¿puedo ir contigo?

- ¿Oh? ¿Conmigo... ¿a mi palacio? ¿los dos?

Xie Lian y Hua Cheng compartieron una fugaz mirada.

Los rostros de los dos Generales eran una mezcla de nervios, ansiedad, incomodidad y timidez. Feng Xin estaba tan tenso que parecía que se rompería en pedazos, y Mu Qing, estaba en una situación peor, visiblemente ruborizado y tartamudo.

La Bendición Oficial del Destino ❥ HuaLian ❥Donde viven las historias. Descúbrelo ahora