Melocotones, Fresas y Leche

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Advertencias:  1/2 de papapa  + cosas romanticas .

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La ensordecedora lluvia que cae sobre los techos del santuario Puqi anuncia que pronto comenzara el otoño. La brisa feroz golpea sin piedad sobre los maderos de la precaria casa, provocando que rechine y gima.

En la sala, cinco goteras caen y han hecho pequeños pocitos de agua en el suelo. Tres canastas llenas de frutas frescas están olvidadas en la mesa. El incienso y las velas iluminan la imagen de un dios.

Esparcidos sobre el suelo de la sala, hay unas botas negras, zapatos blancos, túnicas, brazaletes y pantalones. Forman un camino revoltoso hacia la estera de paja, donde dos hombres se encuentran  dormidos, entrelazados en un apretado abrazo.

Xie Lian es el primero en despertar sintiendo las molestas astillas de paja clavársele en el muslo y el frio colarse en sus huesos. Se remueve sintiendo algo de dolor en la espalda, pero no se queja, al contrario, una sonrisa feliz se forma en sus labios y se siente dichoso.

Es dichoso porque esta es otra mañana donde amanece en los brazos de San Lang.

A pesar que el santuario Puqi es precario, pequeño, feo y poco cómodo, ambos parecen disfrutar más pasar sus días allí.

Quizás porque siempre hay algo que hacer, quizás porque a San Lang le encanta cortar leña y hacer carpintería, quizás porque hay un rio cerca donde pueden bañarse y hacer el amor a escondidas de los campesinos.

Quizás porque es un templo para adorar al Príncipe Heredero que Complació a Dios.

Quizás porque fue el primer hogar donde San Lang fue invitado y cuidado.

No lo saben, pero aun, así, Xie Lian siente que puede pasar toda la eternidad allí, en la estera de paja, envuelto en Hua Cheng mientras escucha como las goteras golpean el suelo.

Con ojos ensoñadores mira el rostro hermoso del fantasma.

Esta acostado de lado frente a él. El cabello navega como olas revueltas por el cuello y su pecho. Es tan largo, tan negro y tan brillante que Xie Lian no puede hacer otra cosa que acariciar y admirar uno de ellos.

Juega con el al azar, enredándolos en sus dedos y soltándolo, detallando cada mechón y acariciando las suaves puntas. Es tan sedoso y abundante que muere de ganas por peinarlo y trenzarlo.

Piensa distraído que le fascina que le caiga sobre la cara cuando Hua Cheng le hace el amor, haciéndole cosquillas y ahogándolo en su fresco aroma floral.

Luego de un rato ha comenzado a juguetear con la trenza donde cuelga aquel pendiente rojo. Sonríe. San Lang desde niño siempre ha sido un travieso. Realmente, ahora que lo piensa, si le hubiese pedido en ese entonces sus pendientes, Xie Lian se los hubiese regalado felizmente.

La mano vuela y ahora un dedo comienza a delinear la cuadrada mandíbula. Con el índice sigue el camino que va desde la barbilla hasta casi el inicio de la oreja. Aprecia su dureza y estructura y al final, esta allí acunando el hermoso rostro con su palma y acariciando el pómulo con el pulgar.

Esta embelesado de amor.

¿Realmente puede existir un ser tan bello? ¿Realmente el tiene el derecho a ser amado y venerado por un devoto tan increíble? La verdad, Xie Lian siente que es él quien tiene que estar poniéndole ofrendas.

Aprovechando la libertad de que Hua Cheng siga dormido, sus caricias inocentes siguen, ahora acaricia la singular oreja. Es linda y puntiaguda, y Xie Lian siente un poco de ternura. A veces cuando su amado juega a ser un niño malcriado, le dan ganas de besarlas y morderlas como castigo.

La Bendición Oficial del Destino ❥ HuaLian ❥Donde viven las historias. Descúbrelo ahora