No es un Hogar, es el Infierno

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Advertencias: sangre y escenas de peleas  teóricamente fuertes 

囧 --- 囧 --- 囧 --- 囧 --- 囧 --- 囧

Xie Lian sintió la ira envolverle.

Es como una ola violenta que desbarata su mente y lo ciega.

Su cultivo exige realmente pocas cosas, no beber vino, abstenerse del sexo y la lujuria y no aguardar odio en su corazón. Es algo que, en teoría, es sencillo de llevar, pero insoportable en ciertas situaciones.

Además, no es como si a estas alturas fuera un loto blanco.

De forma, con el mismo ímpetu en como lo golpea la lujuria, la ira lo sumerge y ahoga en su broma.

Toma Fang Xin y desenvaina. Es una elegante y oscura hoja que destella bajo la luna.

Las rocas, ahora monstruosas, llenas de energía maldita chillan al ver el arma. Es un sonido de horror, miedo y aborrecimiento, observándose ahora bestia y perdiendo dramáticamente, cada segundo, la dulce inocencia cálida que las envolvías.

Es un sonido penetrante e insoportable que se queda resonando, como un eco, dentro de su cabeza.

La calidez que Xie Lian había sentido al ver su ciudad viva, aunque sea ficticiamente, desaparece para solo quedar desasosiego y vacío.

El ser monstruoso se lanza sobre él, chillando de horror dispuesto a matarle. No le cuesta nada esquivarlo. Salta y empuja su pie derecho contra el cuerpo de roca sólida y lo empuja. Luego con un movimiento ágil, donde empuja toda la fuerza de su cuerpo contra la empuñadura dorada, termina cortándolo en una perfecta mitad.

Ha sido imprudente en el ataque, impulsado por la colera y no por la técnica, de forma que se ha lastimado el hombro. Pero no le importa. Hay dos monstruos rocosos restantes, así que se mueve de nuevo, un golpe a la derecha y luego otro a la izquierda.

Polvo y pedazos rotos. Chillidos agudos que se convierten súbitamente en silencio arenoso.

Hay algo dentro de él que se quiebra al ver los escombros infestados. Sin pizca de inocencia, con bocas deformes y llenos de un aroma pestilente y tóxico.

-Gege...

Eran pequeños niños piedra que jugaban a las escondidas entre sus pliegues. Solo seres inocentes que hacían feliz a un espíritu igual de inocente que ellos.

- ¡Ese maldito hijo de puta!

Xie Lian rara vez maldice, no solo por las reglas del cultivo sino porque fue criado bajo la mejor de las educaciones que un joven puede recibir, pero esto lo excede - ¿Por qué siempre tienen que joder a mi reino? ¿Cómo puedo ser tan inútil que ni siquiera puedo proteger unas malditas piedras?

Hua Cheng ha alcanzado su cuerpo y humildemente le ha puesto la mano sobre su hombro. Hace exactamente lo que hace el Príncipe Heredero para calmarlo a él, frota la espalda en círculos y le susurra con vos suave -está bien, está bien estar molesto, lo resolveremos juntos. Lo prometo.

Huye del toque, demasiado molesto para que alguien lo toque. - ¡Son escombros! ¡y aun así no puedo protegerlos!, ¿qué clase de dios marcial puedo ser? ¡ni siquiera soy digno de ser un dios de la basura!

Ha gritado y por un instante el pecho se le aprieta y le duele. Tiene que respirar duro para controlar las emociones. Se da cuenta si es mejor si retira la vista de las caras deformes y mira mejor las botas de Hua Cheng.

¿Cuánto tiempo lleva con la mirada baja?

Siente otra vez las manos en sus hombros, más cautas. Suavemente sube una y le acaricia la mejilla y le hace levantar la mirada. Allí los ojos amarillos están tristes y rojos por la ira.

La Bendición Oficial del Destino ❥ HuaLian ❥Donde viven las historias. Descúbrelo ahora