El Principe Calamidad Busca Ser Rey

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Xie Lian miro distraídamente la forma en como lentamente el cuerpo de Jun Wu comenzó a evaporarse. Primero la blanca y hermosa piel se acartono, como tierra seca de desierto. Pequeñas grietas se abrieron, como venas de cenizas. Los ojos suaves del hombre lo miraron fijamente de una forma imposible de comprender.

Una sonrisa de orgullo, tenue como una gota de roció, se dibujó en sus labios.

La máscara, con una sonrisa torcida y una lagrima, esta en el rostro de Xie Lian. Jun Wu, no teme a la muerte, se ve reflejado en aquel joven. Dicen, después de todo, que los padres viven siempre a través de sus hijos.

−...XianLe...

Susurro, lentamente, su cuerpo haciéndose nada, evaporándose ante sus ojos.

Sin embargo, no hubo ni miedo ni dolor, ni siquiera desesperación.

Jun Wu aceptó la muerte con una sonrisa hermosa, con lágrimas de cristal en sus ojos. Xie Lian fue mirado de esa forma hace mucho, cuando su padre observaba como aquel pequeño niño se convertía en un príncipe digno de llevar su reino.

Lo recuerda perfectamente. La verdad, su padre nunca fue expresivo con él, realmente nunca fueron cercanos.

Su padre, hasta el día de hoy, es un desconocido, sin embargo, Xie Lian nunca sufrió por ello, esta necesidad de amor paternal la suplanto Guoshi, un maestro que lo guio incluso cuando no sabía caminar. Él se aseguró de llenar ese vacío con sermones, tirones de orejas y suaves consejos.

Pero nada pudo reemplazar aquel día lejano, cuando tenía trece años. Fue la primera vez en que Xie Lian logro montar un caballo sin caerse ni necesitar ayuda. Fue una tarde de primavera, inusualmente calurosa. El Príncipe Heredero nunca había mostrado gran destreza en la equitación, sin embargo luego de cientos de intentos y quebrarle el cerebro a sus maestros, finalmente lo logro.

Galopo sobre una hermosa yegua blanca por todos los campos, rápido y descuidado, riendo de forma nerviosa pero emocionada. Xie Lian ni siquiera podía creer que lo estaba haciendo y emocionado grito, extremadamente ruidoso, diciendo cualquier cosa a los aires.

Sus maestros lloraban de felicidad y Guoshi agitaba los brazos como un demente desde lejos, rogando a su alumno a que bajara la velocidad o pronto, su gran tesoro, terminaría con el cuello roto.

Xie Lian no paro hasta que el caballo se desplomo, agotado totalmente. Se bajó del caballo con el cabello revuelto y sudado, extasiado hasta la locura. Corrió hasta su padre, solo para demostrarle que las lecciones de equitación finalmente rindieron frutos y no tenía que despedir a sus pacientes maestros.

Su padre lo miró un rato en silencio, con esa fría indiferencia y luego, de la nada, le regaló una sonrisa sincera. La pesada mano del Rey se posó sobre la cabeza de su hijo, una lenta caricia que arreglo los enjambrados cabellos.

Nada mal Príncipe Real.

−Siempre serás mi mayor orgullo−, susurro con aire fantasmal.

La mitad del ojo y la sien ya desaparecían−, siempre te he querido tanto, aunque quizás...nunca te ame de la forma en que tú lo necesitabas.

Jun Wu suspiro, una última lagrima bajo de su rostro. Xie Lian lo miro con desdén, preguntándose, si debía de sentir algo en ese momento. Probablemente, quizás algo de piedad, pero en el corazón del príncipe, solo había oscuridad.

−Te dije que no tocaras lo que es mío.

Jun Wu le miró un rato largo, como si pudiese grabarse para siempre el rostro de Xie Lian, aunque en la penumbra de esa cueva, nunca pudo ver realmente nada−Una gota de sangre...Deja caer una gota de tu sangre en el centro del volcán...Solo bastara con una y él mundo será tuyo.

La Bendición Oficial del Destino ❥ HuaLian ❥Donde viven las historias. Descúbrelo ahora