Xie Lian tarda largas horas en volver en sí.
Aun preso de los efectos del veneno, su visión borrosa es sacudida por alucinaciones. Delante de él, todo el bosque gira y se distorsiona provocándole un insoportable mareo.
Contiene una nueva ola de arcadas que le llegan desde el fondo del estómago, donde arde y duele de forma aguda, como si se hubiese tragado un puñado de clavos.
Respira profundo y trata de reparar en su situación.
Primero visualiza su deplorable estado.
La siempre hermosa y blanca túnica ahora está cubierta de barro y sangre seca de color vinotinto. La piel esta húmeda y algo pegajosa, producto de una capa de sudor frio que la cubre. La sangre que vomito sigue cubriendo su cara y cuello. También siente el pelo algo enredado y lleno de barro.
San Lang...
Piensa con torpeza, aun medio inconsciente. Debajo de la peste que emana el territorio del demonio, de la sangre y la tierra, muy debajo de todo, está presente aun el suave aroma de flores de la túnica interior de San Lang, que con sumo cariño se la puso en la mañana.
Recuerda fugazmente manos suaves de color blanco y labios que se frotan contra su oreja susurrando con tristeza te extrañare.
La absurda convicción de que no puede devolver la túnica a Hua Cheng hecha un desastre, lo despabila un poco. El barro es fácil de quitar, pero la sangre es un lio.
Sabe que tiene que salir de allí para lavarla pronto en algún rio antes que las manchas jamás puedan quitarse.
En todo caso, tendría que comprar una nueva. Y realmente Xie Lian no se sentía en condiciones de recorrer todo el reino recolectando basura.
Lucha en vano por levantarse.
El cuerpo además de mareado y débil, esta pesado.
Entonces descubre que está fuertemente atado por gordas y pesadas cadenas negras. Enrolladas como un apretado abrazo alrededor de su estómago, sostienen sus brazos a los lados de su cuerpo y le imposibilitan moverse con libertad o mantener el equilibrio.
-Mierda...Mierda-, frustrado trata unas cinco veces de liberarse sin éxitos y entonces, preso de la angustia mira alrededor, y se da cuenta que, a su lado, tirados en el suelo están Mu Qing y Feng Xin.
Se ven igual de sucios y deplorables que él
Xie Lian frunce el ceño, ¿Cuánto tiempo habían estado inconscientes?
Cuando comenzaron la misión era muy temprano y ahora parecía estar comenzando la noche. En medio de las enredaderas y los frondosos árboles, parece distinguir apenas el cielo negro y algunas estrellas.
¿Por qué el demonio no los había matado aun? A estas alturas, los tres dioses o deberían haber estado hecho pedacitos o haber sido ya devorados como merienda.
Cualquiera que fueran sus intenciones, de seguro no eran buenas, y algo planearía hacer con ellos.
-Feng Xin, Mu Qing, ¿están bien? - empujo suavemente los cuerpos inertes de ambos dioses con uno de sus pies. Ninguno reacciono- ¡Despierten! ¡No es hora de dormir!
Aun con voz baja trato de hacerse sonar más fuerte.
No quería hacer mucho ruido, la presencia demoniaca estaba cerca, muy cerca.
Xie Lian sospechaba que estaban ante un enemigo excepcional, lo suficientemente fuerte para bloquear sus poderes e interferir con los dados mágicos. Inclusive su fiel seda, Ruoye, apenas parecía moverse en su cuerpo, apretadita en su cuello y extremidades, la sentía temblar y esconderse.
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La Bendición Oficial del Destino ❥ HuaLian ❥
Roman d'amourHua Cheng ha vuelto a los brazos de Xie Lian dispuesto a pasar la eternidad junto a él. Sin embargo, aun hay grandes peligros que afectan al mundo mortal y los obliga a combatirlos mientras viven su idilio romántico. Una nueva calamidad parece haber...