El Final del Camino

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Xie Lian volvió a la realidad en los brazos cálidos de su esposo. El abrazo de Hua Cheng siempre fue frio. En las noches de verano se mecía en ellos como si pudiera columpiarse sobre el hielo y durante el invierno los dedos helados le picaban las costillas con crueldad solo para hacerlo convulsionar con secreta diversión. Sin embargo, ahora, Hua Cheng era tan caliente como la arena del desierto.

Su aliento tibio, le devolvió la vida en un beso. Realmente, él y Hua Cheng eran muy iguales, Hua Cheng ocultaba sus traumas bajo una faceta de egocentrismo y orgullo, Xie Lian guardo su dolor bajo una máscara de humildad.

El mundo los destruyo a pedazos. La crueldad de los hombres, de Bai WuXiang, termino llenándolos de cicatrices. Xie Lian supo que, el día cuando fue torturado hasta ser despedazado, nunca volvió a ser el mismo. Y aunque su cuerpo sano y se reconstruyo al ser un dios inmortal, algo de Xie Lian murió ese día.

Ahora está llorando, en los brazos de Hua Cheng. No ha podido parar de hacerlo. Solloza, contra su pecho y gime, frotando su rostro allí, contra sus celestiales ropajes rojos y blancos.

Su mente, fragmentada, no soporta todo lo que ha visto. El enfrentamiento a Jun Wu, la maldad que lo consumió hasta convertirlo en una bestia y luego, la repentina y corta muerta de Hua Cheng.

Xie Lian llora, llora sin parar — Pensé que te perdí para siempre—, solloza ahogado en su pecho.

—Solo unos segundos, Alteza, siempre volveré a ti.

—El anillo...El anillo.

Hua Cheng está de pie, sosteniendo el cuerpo de Xie Lian en brazos, las rodillas de Xie Lian hace rato habían dejado de funcionar y ahora, todo su peso estaba recargado contra el de Hua Cheng, sus pies siquiera rozando el piso, colgado en sus hombros profundamente.

—¿Esa pequeña cosa? —Hua Cheng dice con una sonrisa, bajándolo un poco y dejando que sus pies toquen el suelo. Xie Lian nunca dejo de soltar los pedazos, ni siquiera cuando batallo brevemente contra la fuerza de su esposo.

En su mano derecha están cientos de miles de fragmentos de cristal manchados con sangre. Tan duro los apretó, como si temiera que tan solo una fibra de cristal se le escapara, porque si Hua Cheng no volvía más nunca a él, este anillo roto era lo único que le quedaría para el resto de la vida.

Xie Lian se los muestra aun sollozando, con la nariz resonando en cada respiración. —S-Se rompió y y-yo p-pensé que t-tu...

Xie Lian aunque sabe que allí esta su esposo, que allí esta Hua Cheng con la sonrisa más amable, aun no pude superar el dolor. El pánico descomunal que movió sus entrañas cuando el anillo de cenizas exploto delante de sus ojos.

Hua Cheng lo calla colocando su mano sobre la de Xie Lian, acunando ambos el anillo entre sus manos. Un brillante calor comienza a filtrarse—Gege esto solo es una representación, apenas algo material que representa lo mucho que te amo, pero si te gusta tanto...—Lentamente retiro la mano.

Ya no hay sangre, las heridas han sido curadas y el anillo se ha formado nuevamente, de cristal brillante, como una joya de vidrio y diamantes, dentro de este, se observa la forma de una ola estática de color rojo.

La esencia de Hua Cheng, mezclada con su sangre, forman un nuevo anillo, aún más hermoso, aún más brillante.

—Esposo, todo está bien—Cuando Hua Cheng toma gentilmente su mano y suavemente desliza el anillo en su dedo anular, la respiración de Xie Lian cesa por completo—Pero por favor, no llores más, mi corazón no puede soportarlo.

Xie Lian deja de respirar, su rostro inconmovible y parece que su dolor finalmente ha sanado, pero pronto los ojos nuevamente se contraen y las lágrimas vuelven a caer como cascadas al ver el anillo restaurado —¡S-San Lang!

La Bendición Oficial del Destino ❥ HuaLian ❥Donde viven las historias. Descúbrelo ahora