Epílogo

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Soltó un suspiro antes de tocar la puerta.

La voz dentro de la habitación le indicó que entrara.

El rey Everret estaba frente al espejo, uno de los modistas de Arlet estaba ahí, probando un saco de terciopelo azul.

―¿Te gusta? ―preguntó cuando lo vio entrar.

―Es muy elegante. ―dijo sin mucho intereses.

―Planeo usarlo cuando tomé el trono de Adara. ―anuncio mientras se movía y el modista fruncía el ceño pues no podía terminar de tomar las medidas.

El rey lo vio a través del espejo.

―Lárgate. ―le dijo al modista, este no se movió. ―¡Qué te largues! ―le gritó.

El pobre hombre se movió, sabia por sus tiempo trabajando bajo su mando que era mejor irse antes de enfrentarse al rey cuando se ponía de ese modo, no recogió nada solo salió corriendo.

―¿Qué sucede? ―preguntó cuando la puerta se cerró dejándolos solos.

―Hubo un motín en la cárcel. ― le explicó.
―Los guardias fuero puestos fuera de combate y los saqueadores que metió dentro de la cárcel se han escapado.

Everret lo vio.

―¡Malditos! Debí suponer que harían algo así.

Everret se bajó de la plataforma donde estaba mirándose al espejo.

―¿Vas a decirme todo lo que sabes o vas a esperar que te saque la verdad de otra forma.

Se acercó a la mesa donde un plato de frutas estaba colocado, tomo una uva para meterla en su boca.

―Las princesas, ellas fueron secuestradas. ―anuncion.

La boca del rey se detuvo mientras masticaba y se giró para verlo.

―¿De qué mierdas esta hablando?

―Al parecer la princesa Catherine se escapo anoche, para ir a visitar a su hermana a la cárcel. ―comenzó a hablar. ―Estaba adentro cuando el motín se llevó a acabó y ellos tomaron a las princesas de rehenes para salir, eso afirma uno de los guardias.

El rey estaba quieto, por un segundo pensó que no había escuchado, pero luego el plato de fruta se estrelló contra una pared, tiró la mesa y comenzó a tirar los jarrones.

Unos vasos casi atinan a darle en la cabeza, pero el se agachó para evitar dicho golpe.

―¡Son unos estupidos! ―gritó. ―Ellos las dejaron salir, saben que su reino depende de un maldito hilo y se atreven a desafiarme. Fueron ellos, los reyes.

―Le he dicho que...

―¡Me crees tan estúpido como ellos!― le lanzo otro vaso que evito. ―¡Ellos las dejaron ir!

El rey comenzó a dar vueltas por toda la habitación, maldiciendo.

Decidió irse.

―No te dicho que te vayas. ―le hablo.

Se quedó en su lugar.

―Todo esto ha sido una pantalla, una puesta en escena para que no los culpe, ellos no las sacaron y dejaron ir a esos tipos también, para evitar que ellas estuvieran en esta situación.

―¿Pero entregarlas a la un grupo de saqueadores? No le parece que es muy tonto de su parte.

―Creo que te has quedado atrás en noticias. ― le informó. ―La zorra de Eiden conocía a ese grupo, me lo informaron.

―¿Supongo entonces que hará algo contra los reyes ahora?

―Debería hacerlo. ―camino a la ventana.―Debería colgarlos por traición o meterlos a la prisión. Ellas volverian si saben que sus padres están en peligro.

―¿Debo ordenar su captura? ―preguntó.

―Años sirviendome y aún no sabes como actuar.

No dijo nada mientras el rey seguía viendo al horizonte.

―¿Cómo deberíamos proceder?

―Supongo que debió ser por la noche, así que enviar a buscarlas sería una pérdida de tiempo justo ahora, deben estar lejos, conocen muy bien las tierras salvajes.

―¿No metera a los reyes a la prisión? ¿Y no seguirá a las princesas? ¿Qué piensas hacer?

―Dejare que los reyes crean que me he tragado su historia. ―murmuró. ―De hecho, les haré crear a todos que esa historia es verdad. Prepara una conferencia con la corte, les diré a todos lo que se me ha contado, nuestras pobres princesas están allá fuera perdidas y en riesgo, eso ha sido devastador para los antiguos reyes así que no pueden pensar en nada más por lo que tomare el trono de inmediato.

―Nunca pierde una oportunidad.

―Ellos quieren jugar, pues eso haremos, los haremos ver quien controla el juego.
―Seguía viendo a la ventana. ―Esto me dará mucha más ventaja en todo esto.

Asintió. ―Me pondré a preparar la reunión.

―Reúne también a la guardia, necesito que hoy mismo su lealtad quede jurada a mí, necesito lo nombres de los hombres que ayudaron a escapar a las princesas.

La forma en que dijo lo último, le dijo lo suficiente, conocía como actuaba el rey.

―Veré que consigo.

―Lo harás por que es una orden.

No contesto, así que hizo una reverencia mientras se movía para salir.

―Llama de nuevo al modista, necesito que termine esto con rapidez. ―miró su saco, él asintió. ―Hoy tomare el trono de Adara y quiero que todos los rincones lo sepan, que la noticia llegue a todos. Quiero que la puta de Eiden Llosgi sepa que he ganado, su reino es mío.

Everret sonrió.

Solo unas horas después, todos fueron testigos de como el rey Everret tomaba la corona del reino de Adara frente a  todos sonriendo, mientras los antiguos monarcas se inclinaban ante él mientras sus rostro demostraban la tristeza, por su reino, por sus hijas.

Everret había ganada de nuevo y él sabía que era solo el comienzo.

Vuelvo A Casa (Primera parte trilogía Arde)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora