Capítulo 37

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Andrew se detuvo en la puerta. No había nadie en el pasillo, él no estaba seguro de si aquello era lo correcto. Aún tenia la caja junto a él.

Debatió mucho consigo mismo si venir o no. Pero estaba frente a la puerta de ella, debía entrar o alguien lo vería y preguntaría que hacía ahí a esa hora.

La puerta estaba ligeramente abierta, el sabía que era por él, abrió la puerta y la vio, estaba en el balcón, de espaldas a él.

Tenía un bata de seda roja que brillaba a la luz de la luna, la habitación tenía algunas velas dándole iluminación. Llevaba el cabello suelto, los pies en unas suaves pantuflas, sus largas piernas descubiertas.

Cuando estuvo a un metro más o menos de ella habló.

―Se va enfermar de seguir ahí, con ese frio. ―trató de sonar tan formal como pudo.

Ella se giró y la contempló, el camisón de seda y encaje que llevaba, dejaba al descubierto sus piernas y su clavícula, podía ver la curva de sus pechos asomar un poco por la orilla del encaje.

―Creo que tenemos una conversación pendiente.

―Lo se. ―fue todo lo que pudo decir.

―¿Quieres comenzar tú? ― ella empujó las ventanas del balcón ―¿o lo hago yo?

Él suspiró y soltó lo que necesitaba decirle.

―La deseo. ―murmuró ―No tienes idea de lo mucho que te deseo Eiden.

Eiden soltó el aire al oír eso. Nunca la había llamado por su nombre.

―Hay una larga lista de cosas que me gustaría hacerle, donde me gustaría hacerlo. ―quizás ya era demasiado informació.

―¿Y aún así te has detenido las últimas veces?

―No es correcto, todo esto, se nos está saliendo de las manos. Usted es una princesa y yo solo le sirvo a su familia.

―¡Es una tontería! ― ella soltó.

―Es lo correcto.

―¿Para quien? ¿Para mí? ¿Para ti?―su mirada lo desafiaba. ―No has pensado así antes.

Andrew no dijo nada.

Ella se acercó a él ―Andrew te deseo ―confesó.

Andrew la vio, sus ojos brillaban y el levantó su mano, listo para tocarla pero se detuvo, dejó su mano suspendida en el aire a solo centímetros de sus brazos.

―Quiero sentir tus labios. Quiero que me beses, que me toques.

―Quiero hacerlo. ― moria por tocarla, desea tanto o más de lo que pedía.

―¿Qué te detiene? Y no me digas que es por mi título, por el pueblo o por mi propia reputación ante la corte del reino. ―ella levanto sus manos y trato de tocarlo, pero se detuvo ―Si me deseas y yo a ti, por qué detenernos ¿por qué debe importarle al pueblo, a un hombre para quien solo seré un negocio o a la corte? La cual ya me odia por mi pasado, no debe importarles con quien decido compartir la cama.

El deseo en Andrew era tan fuerte y las palabra de ella. ¡Dios! Quería tomarla ahí mismo y hacerle tantas cosas.

―¿Sientes algo más que deseo por mi? ―su pregunta lo hizo regresar a la realidad.

Negó con la cabeza y ella lo miró.

―Seamos jóvenes y dejemos a un lado tú trabajo y mi título, solo quiero que me veas como una chica que desea a un hombre. ―ella se sacó la bata y solo quedó en aquel camisón.

Vuelvo A Casa (Primera parte trilogía Arde)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora