Capítulo 40

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Había tenido mucho trabajo ese día, no durmió mucho y se sentía algo cansado por la noche intensa que tuvo, pero cuando llegó a ese lugar y la vio ahí parada sonriendo para él, todo aquello se esfumó.

La mujer que le quitó el sueño la noche anterior estaba hermosa. Su mirada la recorrió de pies a cabeza, pantalones que resaltaba su figura, ese trasero se moldeada a la tela. Un suéter color crema que se pegaba a su cintura y a las curvas de sus senos. Su rostro ligeramente sonrosado por el aire frío y el cabello castaño sostenido en una trenza, algunas hebras se salian se movían en la brisa y esa sonrisa en esos labios.

Se quedó sin aliento. Esa mujer hermosa había sido suya, se había entregado a él de una forma tan devastadora que provocó un terremoto en sus interior y tiró a bajo todo, para rehacer todo de nuevo con sus besos.

―Buenas tardes... ¿Capitán? ―Él tipo junto a ella lo saludó. Trayéndolo de regreso a la realidad ―¿Qué lo trae por aquí? ―Tenia una sonrisa en los labios que lo irritó.

Él trató de ignorarlo y le pidió a ella que fuera con él para llevarla al palacio.

De cerca pudo ver un poco mejor su boca, estaba lastimada. Le debía una disculpa aún por eso, una verdadera disculpa.

Le informo todo lo que estaba pasando en el castillo. Demasiadas cosas estaban sucediendo, el camino al palacio fue rápido.

Ella preguntó por su padre y Andrew la siguió hasta donde él rey estaba.

La princesa no hizo mucho solo entro, su padre la vio y sonrió con tristeza. Abrio sus brazos y su hija se acercó para dejarse envolver en estos.

Andrew se quedó ahí fingiendo ser invisible mientras el rey le contaba a su hija lo que sucedía.

La princesa se marchó esa mañana antes del desayuno, él esperaba verla. Pero ahora ella estaba muy concentrada en el proyecto de restaurar la cuidad, así que comenzaba desde muy temprano.

―Todo va estar bien― le dijo Eiden al rey.

―No puedo creer que mi propio hermano hiciera esto. Contra el reino, contra mí, contra su familia.

La princesa no dijo nada, solo miró a la ventana. ―Me gustaría hablar con él.

Los ojos del rey se fijaron en la castaña y comenzó a negar con la cabeza.

―No, cariño. El general se hará cargo de todo esto, no es necesario.

―Pero quizás si hablara conmigo podría explicarme.

El rey negó con la cabeza y se alejó de su hija antes de hablar.

―No quiero que vayas, no quiero que lo veas ahí, es tú tío lo sé, pero preferiría que la familia se mantenga al margen de esto.

―Pero papá, si pudiera...

―Eiden quiero que te mantengas alejada. Me preocupa lo que podría hacerte si vas a verlo, después de todo es gracias a ti y a... tu amigo que nos dimos cuenta de lo que estaba pasando. Tú menos que nadie debe ir a verlo.

Ella iba a protestar pero el rey no la dejó. ―Si fue capaz de hacer esto, no sé de que más seria capaz. No puedes esperar que confíe en que vayas ahí con él.

―Es tu hermano no me haría nada.

―Es mi hermano y me traicionó. Es mi hermano y no puedo reconocer a ese ser que planeo todo esto.

La princesa bajo la cabeza.

―Sé que tus intensiones son buenas pero... ―dudó ―No puedo permitir que algo te pase, ni a ti, ni a mi familia.

Vuelvo A Casa (Primera parte trilogía Arde)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora