22. Bowling abandonado

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Isa estaba como loca buscando qué ponerse para su cita, porque cuando me dijo que se iba a empezar a arreglar un par de horas atrás, lo que en realidad hizo fue meterse a mi cama y dormir, hasta que llegué para despertarla.

Yo me había puesto un vestido veraniego, con unas zapatillas Converse. Mattia me había mandado un mensaje más temprano diciendo que pasaría por mí a la residencia y que me pusiera algo cómodo, así que por eso había optado por este vestido.

Isa por otro lado no tenía ni idea de que usar, Teo ya le había dicho que iban a hacer pero según ella, no había traído la ropa adecuada y decía que no quería sacar de la mía. Yo le había dicho que no tenía problema en que la usara.

—¿Y si me pongo estos jeans con esa blusa que está ahí? —apuntó a la blusa media gris que estaba en el suelo junto a la puerta.

—¡Dios Isa! —grité echada en mi cama—. Solo elije algo, van a un restaurante, no a un evento de moda.

—Es mi primera y probablemente última cita con él, quiero verme bien —se sacó el polerón que estaba usando y se puso la blusa.

—Si así estás para tu primera cita con él no quiero ni imaginarme cómo vas a estar para el día en que se casen.

—No digas tonterías —me lanzó el polerón y luego se dirigió al espejo—. Muy bien, creo que estoy bien así.

—¡Por fin! —exclamé—. Ahora podemos bajar que estoy segura de que los chicos nos deben de estar esperando abajo.

—Que exagerada, pero bien, vamos para abajo.

Dejamos la pieza en un completo desorden y bajamos a la entrada de la residencia y ahí estaba Teo esperando por Isa.

—Se ven preciosas —nos dijo apenas nos vio—. Asumo que tú también vas a salir Dorian.

—Así es, ustedes no son los únicos que tienen una cita.

—¡Oh! Bueno, pues espero que lo pases genial —Teo le tendió su brazo a Isa—. Nosotros nos vamos antes de que perdamos la reserva.

Isa me dedicó una última sonrisa antes de alejarse tomada del brazo de Teo. Yo me quedé un rato más esperando a que apareciera Mattia.

Lo vi acercarse a mí antes de que él me pudiera reconocer, así que acorte la distancia entre nosotros y me pare frente a él. Iba vestido con unos pantalones sueltos y café claro, con una camisa holgada semiabierta y color crema. Su pelo estaba alborotado y tenía un casco de motocicleta en su mano izquierda.

—¿Lista para irnos? —me preguntó enseñándome el casco.

—Lista —le aseguré yo, aunque no sabía que tan buena idea era andar en motocicleta con vestido.

Me dio un beso en los labios y después me colocó el caso, asegurándolo correctamente. Una vez asegurado me tomó de la mano y nos dirigió a los estacionamientos donde tenía su motocicleta esperando por nosotros.

No voy a entrar en detalles de la motocicleta porque honestamente no tenía ni idea respecto de tema, pero estando donde estábamos podía asegurar que era una motocicleta costosa y de buena calidad 

Se colocó el su casco y luego se sentó, me tendió una mano para ayudarme a colocarme detrás de él. Una vez estuve sentada, y con mis brazos rodeando su cintura encendió la motocicleta y se dirigió a la ciudad.

Después de un viaje increíble en la motocicleta, recorriendo distintos lugares de Copenhague llegamos a un lugar de Bowling.

—Pensé en que te podría llevar a conocer un lugar distinto, ya sabes, no lo clásico —me dijo mientras me sacaba el casco.

Besos de una mentiraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora