55. Mykonos pt.3

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Ya estábamos a 30 y hoy era el cumpleaños de Calliope, razón por la cual fuimos despertados por los fuertes golpes de alguien en nuestra puerta.

Anoche habíamos llegado tarde al hotel y exhaustos, dado que en el día había obligado a Eros a recorrer conmigo. Para él Mykonos era algo que ya conocía tan bien como la palma de su mano, pero para mí era algo nueva y que necesitaba conocer, no todos los días uno tenía la oportunidad de conocer un país tan hermoso en cultura y arquitectura como Grecia, y aunque hubiese preferido visitar Atenas o Salónica, cada ciudad tenía su encanto y yo iba a conocer los de Mykonos.

Luego de haber recorrido todo el día, cuando llegamos al hotel en la noche el cuerpo ya no nos daba para más y decidimos dormirnos, yo dormí en el sofá ya que nos turnábamos y anoche me tocaba a mí.

Cuando tocaron la puerta yo seguía medio dormida, por lo que dejé que fuese Eros quien fuese abrir a quien quiera que nos estuviese molestando. 

Lo vi levantarse y rascarse el pecho mientras iba a la puerta a abrir, lo que provocó una sonrisa en mí, además de que se veía guapo, había logrado quedarme acostada por más tiempo.

—Καλημέρα αδελφούλη, βλέπω ότι κοιμόσουν ακόμα σε μια τόσο σημαντική μέρα όπως η σημερινή —(Buenos días hermanito, veo que sigues durmiendo en un día tan importante como hoy.)

—No me digas que ya despertó.

—αδέρφια—escuché que Calliope gritaba desde lejos. (¡hermanos!)

No tenía la menor idea de qué había gritado ella, o de qué había dicho, por lo visto, el hermano mayor de Eros, pero supuse que no era nada bueno ya que Eros lo agarró de la remera y lo metió rápidamente en la habitación cerrando antes de que pudiese ver a Calliope.

Alexios entró rápidamente y cuando ya estaba lejos de la puerta recién me vio a mí que estaba en el sofá, se detuvo en seco y abrió los ojos.

—Συγγνώμη, δεν ήξερα ότι ο Έρος είχε παρέα —( Lo siento, no sabía que Eros tenía compañía.)

—Alexios ella es Dorian —Eros le pasó una mano por el hombro y se paró junto a él—. Una amiga de Ritmasen. Dorian, él es mi hermano, Alexios.

Me levanté del sofá y me acerqué a él para saludarlo.

—Hola, un gusto —le tendí la mano y él me la estrechó cordialmente.

—Igualmente. Entonces... ¿de dónde eres? —puso sus manos en los bolsillos de sus vaqueros.

Iba a responder pero antes de que pudiese hacerlo Calliope empezó a golpear fuertemente la puerta mientras llamaba a sus hermanos.

—Dorian tienes que ayudarnos —Eros se acercó—. Tienes que decirle a Calliope que no estamos.

—¿Por qué haría eso?

—Porque necesitamos que no nos encuentre hasta que podamos darle su regalo, y no llega hasta más tarde —me explicó Alexios.

—¿No llega? ¿Qué le pidieron?

—Eso es una sorpresa Dorian, no seas entrometida —Eros me dio un pequeño toquecito en la nariz—. Ahora por favor ayúdanos y dile que no estamos.

—No lo sé chicos, no sé si me siento cómoda mintiéndole a su hermana.

Mire entre los dos hermanos y ambos tenían la misma expresión de cachorro triste, me estaban chantajeando. Y vaya que estaba funcionando, ambos se veían muy tiernos.

—Ugg, bien —caminé hacia la puerta mientras los chicos se escondían para no ser vistos—. Hola Calliope.

Abrí justo antes de que empezara a golpear nuevamente por lo cual casi me llega un golpe a la cara, pero logré evitarlo.

Besos de una mentiraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora