35. La prueba

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Jamás pensé que sería una fanática de la adrenalina, sí, disfruto viendo las carreras de autos, verlos correr, ver lo rápido que van y si soy honesta puede que también disfrute de ver a los corredores.

Ejem, Lando, ejem

Pero una cosa es disfrutar de ver a velocidad y otra cosa es vivirla, nunca me había subido a un auto y pasado el límite de velocidad, pero Ramón no tenía problema en pasarlo.

Íbamos en medio de la ciudad, estábamos recorriendo, o como dijo él, un recorrido exprés, si me preguntan a mí de recorrido no tenía nada ya que no alcanzaba a ver nada, pero no me iba a quejar, la velocidad se sentía fantástica.

Cuando ya pasamos más de quince minutos "recorriendo" la ciudad me dijo que pararíamos en un lugar que a él le encantaba visitar. Cuando llegamos me pude dar cuenta de por qué, ya que era una especie de parque que daba justo al mar, por lo cual dejabas el auto aparcado en el pasto a metros del mar, y te bajabas a  disfrutar del olor y el sonido del mar.

Nos bajamos del auto, dejando las luces prendidas para ver y Ramón sacó una botella con agua de la guantera, nos dirigimos al mar a admirar la vista y nos sentamos con los pies en el agua.

Quería preguntarle acerca de esa novia que había mencionado Tage, pero tampoco quería parecer una entrometida, así que en los minutos en que estuvimos con los pies en el agua simplemente nos dedicamos a ver el mar y disfrutar la compañía del otro.

Honestamente jamás pensé que yo me encontraría en esta situación, sí, tenía amigos hombres en España, León, Lucas y Fede eran mis mejores amigos, y aunque no era mi fuerte conocer y hacer nuevos amigos si me llevaba bien con bastantes chicos, pero ahora esto era diferente, con Ramón nos conocíamos hace poco, ambos somos de España, pero seguimos siendo bastante distintos.

Pero de alguna forma, sentada aquí con él, haciendo nada, sentía como si lo conociese de toda la vida, me sentía cómoda con él, algo que usualmente me pasaba con gente muy cercana a mí y con la cual había tenido bastante tiempo conociéndonos, pero había algo en Ramón que me daba esa sensación.

Sin pensarlo mucho saqué mi celular de mi bolsillo trasero y busqué en mi música una canción, una canción ideal para el momento, Are you bored yet? de Wallows. Cuando la encontré aprete en la pantalla para que se empezará a reproducir.

Ramón giró la cabeza para verme y me dedicó una sonrisa.

—Era necesario —le aseguré.

Con una carcajada volvió su vista al frente y empezó a tararear la canción, yo en cambio me levanté y empecé a bailar suavemente.

What's wrong?

You've been askin' but I don't have an answer

How come?

I'm still thinkin' let's pretend to fall asleep now

When we get old, will we regret this?

Too young to think about all that shit

And stallin' only goes so far when you've got a head start

—Vamos, únete a mí —me acerqué a él y le tendí la mano—. Sé que conoces la canción, la estás tarareando.

Me dio la mano y lo ayudé a levantarse, la canción ya estaba cerca de terminar, pero eso no nos impidió bailar y disfrutar lo último que quedaba.

'Cause we could stay at home and watch the sunset

But I can't help from askin', "Are you bored yet?"

Besos de una mentiraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora