57. La carta

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Cinco horas, eso es todo el tiempo que pasamos con Isa hablando. ¿Resolvimos mi problema? Claro que no, hablamos de todo menos de eso. Me habló de como iba con Teo, y me dijo que estaban de lo mejor, su relación que no era nada oficial todavía, estaba genial, no sabía si se debía a la distancia que se estaban tratando distinto o qué, pero se escuchaba feliz, lo cual me alegro infinitamente.

También le comenté respecto a lo que había pasado con Fede, y me hizo darme cuenta de que a pesar de que yo sentía que era mi culpa lo que había pasado, en realidad no lo era. Después hablamos mucho más, sobre todo y nada y finalmente tuvimos que cortar la llamada para irnos a dormir, porque ya se había hecho tarde.

Pero el problema fue que no me pude dormir, pasé toda la noche pensando en la maldita Realeza, y como iba a resolver mi actual problema.

Pensé en cada uno y como me hacían sentir, después de todo eso era lo que importaba ahora. Primero partí por Nikolai.

Y si bien en un principio me resultó alguien realmente atractivo e interesante, cuando reveló su fetiche en aquella fiesta perdió mi confianza y arruinó todo lo bonito que habíamos vivido. Aunque puede que su revelación no haya causado nada, eso no cambia el hecho de que rompió mi confianza.

Alek, tenía su encanto, inteligente, sexy y carismático, pero es alguien que me ve solo como una cabeza inteligente, lo cual no voy a negar, me parece bien, pero honestamente, soy más que solo eso.

Y es después de esos dos chicos es donde entro en terrenos más peligrosos. Philippe, Mattia y Eros, los tres integrantes que me tenían más confundida, cada uno tenía sus cualidades, cada unos sus encantos y defectos, y tener que elegir a uno de los tres era algo que no lograba hacer.

Uno es tierno, cariñoso y atento, preocupado por los detalles y a mi parecer romántico, ¿Quién no quiere eso? Pero también, ¿es eso lo único que quiero?

El otro es un posesivo, y algo romántico, alguien que le gusta estar en control de él y de mi, alguien que sabe cómo pasarla bien pero que también necesita relajarse, y si bien es alguien que me atrae y con quien puedo disfrutar de algo más, me pregunto de nuevo, ¿es eso lo único que quiero?

Y él último, un chico que no sabe expresarse, pero que es capaz de decir todo lo que no puede decir con palabras con solo mirarte, un chico que se presenta como alguien reservado y serio, pero que en realidad es tierno, cariñoso, encantador, preocupado por las cosas sencillas y que quiere como ningún otro. Pero de nuevo, ¿es eso lo único que quiero?

Ugg, si tan solo pudiera fusionarlos y tener sus tres personalidades en uno.

Pero lamentablemente eso no es posible, por lo que tendría que decidirme por uno solo, pero vuelvo a la misma pregunta que me he hecho varias veces ya. ¿A quién prefiero?

Mi alarma sonó a las siete de la mañana, hoy era lunes por lo que me tenía que arreglar para ir a la asamblea semanal, pero no tenía ni un poquito de ganas de asistir. La última semana había sido una mierda total, desde que había reducido mi lista a solo tres chicos, había quedado aún más complicada porque ahora empezaba a creer que tenía sentimientos más profundos por ellos.

Como aún no había tomado una decisión, hice lo que cualquier persona racional haría en mi caso, los ignoré, los evitaba en clases, me escapaba de ellos en los pasillos, no respondía sus mensajes, y sé que está mal hacer eso, pero necesita ese tiempo a solas para poder pensar bien.

Me volví a fijar en la hora en mi celular y vi que ya era extremadamente tarde y que probablemente la asamblea ya estaba por terminar, así corrí al baño a ducharme y alistarme para mi primera clase, y la reprimida que me llevaría por parte de la profesora por no asistir a la asamblea.

Besos de una mentiraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora