32. Tenias que arruinarlo

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Nikolai

Me quité el preservativo y lo boté en el papelero del baño y al salir agarré el celular de mi cómoda para ver si alguien me había hablado. Tenía unos mensajes del grupo que tenía con los chicos, decía que ya venían en camino.

Me dirigí a donde Dorian y vi que tenía una sonrisa en su rostro, parece que follarla mientras hablaba con su ex había dado buenos resultados.

—Dorian no es por echarte —o bueno sí—. Pero los chicos ya vienen en camino, así que vas a tener que irte.

Su expresión cambió rápidamente y saltó del escritorio para recoger su ropa y empezar a vestirse, por no mencionar que soltó algunas profanidades en el proceso.

Mientras ella se vestía, yo tomé un marcador negro y la foto instantánea que le había hecho, para luego acercarme a ella, esto era mi tradición.

—Te voy a pedir que escribas tu nombre y fecha en la foto —le entregué ambas cosas y esperé a que ella lo firmara.

Cuando me los devolvió me fijé en lo que había escrito. "Dorian Márquez 24 de septiembre 2021" y un pequeño corazón.

—Esto ha sido interesante —me dijo cuando terminaba de arreglarse el pelo.

—Ya lo creo, debemos repetirlo.

Soltó una carcajada. Yo dejé la foto y el marcador en el escritorio y rápidamente me vestí para acompañarla a su edificio. La tomé de la mano y salimos del departamento.

Después de dejar a Dorian en su residencia volví al departamento, sabiendo que no estaría solo, puede que haya pedido privacidad, pero Mattia me conocía, con él había dejado de fingir hace tiempo.

Entré a mi habitación y ahí estaba él tendido en mi cama, apoyado en sus codos para poder verme. Yo me detuve en el marco de la puerta.

—¿Qué te trae por aquí di Marco? —me hice el tonto, sabía cuánto le ponía que lo llamase así.

—Uff, di Marco, no me hables así que ya sabes cómo termina eso —se movió en la cama de tal forma que quedó sentado al borde de ésta y frente a mí—. Ven aquí.

Me acerqué a él sin rechistar, no tenía porque, ambos queríamos lo mismo. Pasé mis brazos por su cuello y él levanto su mirada para cruzarla con la mía.

—¿Qué has pintado hoy? —me preguntó.

—¿Realmente quieres saberlo? —él era uno de mis más grandes admiradores, pero yo no solía mostrar mis pinturas hasta mucho tiempo después.

—Realmente, pero quizás más tarde. Ahora tenemos otros asuntos pendientes —tomó el borde de mi remera y me la levanto hasta que tuve que levantar mis brazos para ayudarlo a quitármela.

Se levantó de la cama y con sus manos en mi cintura juntó nuestros labios en un beso húmedo.

Le quité su remera y luego lo empujé a la cama, para colocarme encima suyo.

—No pierdes el tiempo —me dijo entre besos.

Y la verdad es que no, no estaba para perder el tiempo. Puede que haya follado a Dorian hace menos de una hora, pero mi apetito sexual era insaciable y Mattia era el candidato ideal.

—¿Sin juegos previos hoy? —me preguntó juguetón.

—No hoy día, ya tuve suficiente —tomé el cierre de sus pantalones y se los bajé para luego empujarlos hacia abajo.

—¿Ya tuviste juego previo? ¿Con quién? —el muy idiota se atrevía a preguntar.

—Cállate —le dije antes de estampar nuestros labios nuevamente.

Besos de una mentiraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora