Maite se preguntó cuánto tiempo más tendría que estar escuchando a la insoportable mujer que tenía delante, mientras le sonreía y asentía con la cabeza, mostrándose interesada.
Hace dos horas que había llegado a la casa de Poncho y Anahí, mostrando su mejor cara de arrepentimiento y gratitud por haberla dejado participar de la reunión. Y pese a que había funcionado de maravilla con su amigo, no le pasó desapercibida la fría mirada que su novia le dio. Sinceramente no podía importarle menos, Anahí era una allegada, tal como lo era Dulce, y no significaba nada en su vida. Cuando todo esto pasara y la pelirroja fuera solo un recuerdo lejano en la vida de todos, se echaría a la rubia tonta al bolsillo, como hacía con todas las personas que conocía.
Lo único que lamentaba era tener que manipular a Poncho y jugarse su última carta con él, pues sabía lo mucho que él la quería y la confianza que estaba depositando en ella. Ya imaginaba la discusión que habrá tenido con Christopher cuando le informó que la había invitado, lo cual solo le hacía sentir más cariño por el moreno, pero también miedo, ya que si esto no funcionaba, lo perdería absolutamente todo.
<<¡Basta de pesimismos, Maite!>> se reprendió mentalmente, al tiempo que comenzó a reír, ya que la regordeta mujer, de quien había olvidado por completo el nombre, había dicho una especie de broma.
Necesitaba compartir con los invitados de Poncho, gente de su trabajo y algunos antiguos compañeros de colegio y universidad, para que así sus amigos vieran que no tenía intenciones de acercarse ni a Dulce, ni a Christopher. Al menos no en primera instancia, mas por el contrario, que su única intención era compartir con otras personas, dado lo sola que estaba.
Esa era la primera parte del plan, pero ya se estaba cabreando. Había identificado el momento exacto en el que Dulce y Christopher habían llegado a la casa hace 45 minutos, tan aparentemente felices y enamorados. También se dio cuenta como ambos la vieron en la reunión y decidieron evitarla, pero no le importó, era obvio que eso harían, como también era evidente que estarían toda la reunión juntos y pegados como lapas. Sin embargo, era cosa de tiempo para que algo los hiciera separarse y ese sería su momento.
Solo debía esperar. Ya había esperado 28 años, un par de horas no eran nada.
Christopher le dio un sorbo al vaso de soda que tenía entre las manos, estaba conduciendo y no podía beber alcohol, menos si Dulce subía a la moto con él. Ella era lo más importante en su vida y se aseguraría de mantenerla a salvo de todo lo que hiciera falta.
La escuchó reír de algo que dijo Anahí y la estrechó más fuerte contra su cuerpo, con el brazo con el que le rodeaba la cintura. Ella desvió la atención del relato de la rubia para verlo a lo ojos y él solo atinó a sonreírle enamorado, gesto que le devolvió de igual modo, para luego volver a embarcarse en la conversación con su amiga. La besó en la coronilla justo cuando veía a Maite cruzar la habitación para conversar con unos antiguos compañeros de colegio, pasando por el frente, pero sin voltear siquiera a donde ellos estaban.
Lo agradeció infinitamente y aprovechó el desinterés para estudiarla a lo lejos. Hace dos semanas que no la veía, desde que la dejó en la clínica luego de su desmayo, y se veía bastante repuesta. Sonreía cordialmente a las personas con las que conversaba y lucía animada en ese ambiente ¿y cómo no iba a estarlo? si la mayoría de las personas que estaban en esa casa habían sido su círculo de amistades de toda la vida.
Se veía tan dulce y tierna, tan parecida a la Maite que había conocido durante toda la vida. Tuvo que darse un golpe mental para recordar que esa misma Maite había sido la que lo había separado del amor de su vida por tres años, esa misma Maite le había ocultado información y había manipulado a Dulce para que creyera lo peor de los dos y gracias a esa misma Maite, no podrían formar la familia que siempre habían soñado.
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El Testamento
FanfictionDulce María Espinoza estaba segura de que su abuela había perdido un tornillo antes de morir, pues no había otra explicación a lo que estipulaba su testamento. Le había contado a la anciana todo lo que había vivido con el excesivamente guapo y muje...