Dulce se aseguró de pedir una segunda copa de vino tinto, cuando el camarero se acercó a la mesa para retirar los platos ya vacíos. Sentía que definitivamente la necesitaba después de una hora y media compartiendo con la amante de su ex-esposo, quien actuaba como si nada hubiese pasado.
Luego de felicitar a Poncho, mientras internamente lo odiaba por obligarla a padecer esta cena, no había vuelto a abrir la boca más que para comer y mejor se había dedicado a mirar a Christian discretamente, mientras se preguntaba si el simpático joven se habría enterado de lo que ocurrió hace tres años entre su mejor amigo y su novia. Probablemente no, se respondió, porque durante toda la cena interactuó con Christopher como si nada y con la morena no hizo más que mostrarse amoroso. Pobrecito, pensó, pues pese a que ella le respondía el afecto, a Dulce no le pasó desapercibido la forma en que a Maite le brillaban los ojos cada vez que Christopher hablaba, se movía o prácticamente respiraba.
Le dio un sorbo a su nueva copa de vino cuando llegó, al tiempo que escuchaba a Maite contar una anécdota sobre Poncho a Anahí, mientras Christopher y Christian aportaban con detalles para hacer la historia más interesante. Los cuatro eran amigos desde el pre-escolar, algo que la morena nunca dejaba de recordar. A veces, a Dulce le daba la impresión de que Maite temía que alguien le quitara su lugar como "la única chica del grupo", algo bastante inmaduro para alguien que ya estaba tan cerca de los 30. Pero quién era ella para juzgar la psicología de las personas, concluyó internamente.
Lo cierto es que nunca estuvo en los planes de la pelirroja robarle ese puesto, al parecer tan preciado para ella, pues sabía perfectamente que entre una esposa y una amiga había un abismo de diferencia. Y sinceramente, no le habría molestado que Maite fuera amiga de Christopher, si ella se hubiese comportado realmente como una amiga y no como una coqueta, que buscaba tocarlo cada que tenía oportunidad, o llevárselo lejos para hablar "algo privado" con él. Finalmente, la morena siempre había intentado competir con ella bajo esa máscara de simpatía que a menudo le mostraba y, aunque Dulce pensó que eso era ridículo en su momento, pues ella se sentía muy segura en su posición de pareja de Christopher, después de todo terminó perdiendo.
—... Entonces, tu novio fue tan insistente que tuve que voltearme en pleno examen y cuando lo hice la maestra nos cachó y nos reprobó a los dos —contó Maite riendo, mientras Poncho se mostraba avergonzado.
—Y ahora véanlo, todo un directivo comercial —se burló Christian.
—Mi amor, eras un aprovechado —dijo Anahí riendo también.
—No era un aprovechado, Maite era una collona que no compartía las respuestas —se defendió Poncho sonriendo, antes de darle un sorbo a su cerveza.
—Contigo, porque a mí siempre me dejaba copiarle —dijo Christopher inocentemente, pero se arrepintió internamente nada más escucharse.
—Qué raro —murmuró Dulce, irónica, con la mirada fija en la fina base de su copa de cristal.
Anahí se aclaró la garganta y se acomodó en el asiento, sintiéndose casi una traidora por no haber apoyado a su mejor amiga en toda la cena. No imaginaba lo difícil que debía estar siendo todo esto para Dulce, así que decidió lanzarle un salvavidas. No era justo que solo ella lo pasara mal.
—Oye, Dul, ¿Cómo está tu novio? —dijo la rubia y disimuladamente le guiñó un ojo a su amiga cuando esta alzó la vista para mirarla con un toque de diversión.
—Muy bien —respondió sonriente.
—Seguro que extrañándote horrores —continuó Anahí.
—Igual que yo —mintió Dulce.
Christopher sintió la mano de Christian posarse sobre su hombro, como mostrándole apoyo, lo cual solo pudo aumentar su irritación. Haber visto a Dulce con otro hombre en la lectura del testamento fue duro, saber que el tipo en cuestión era su novio lo había molestado, pero escucharla hablar de él como si el tal Pablo fuera el amor de su vida, era algo descomunal.
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El Testamento
FanficDulce María Espinoza estaba segura de que su abuela había perdido un tornillo antes de morir, pues no había otra explicación a lo que estipulaba su testamento. Le había contado a la anciana todo lo que había vivido con el excesivamente guapo y muje...