—¿Dónde estás? —dijo Anahí al otro lado de la línea.
Dulce suspiró al tiempo que se dejaba caer en el sillón de su departamento, tan cansada que sentía como todas sus articulaciones se quejaban con el impacto de los suaves cojines contra su cuerpo, pese a que había dormido todo el día de ayer.
—En mi departamento, en la Ciudad de México —respondió, solo obteniendo silencio de parte de la rubia.
—Dulce...
—No empieces, Annie. Esta es la única forma, ya te lo expliqué —escuchó como su amiga solo emitía un sonido de inconformidad, por lo que continuó—. ¿Pudiste averiguar algo?
—Muy poco, Poncho me dijo que no sabía absolutamente nada de Christian desde que terminó con Maite.
—¿Qué hay del lugar donde trabaja?
—Es una financiera pequeña, se llama AccordWealth. Llamé esta mañana y no me dijeron mucho, solo que Christian había pedido un traslado, pero obviamente no quisieron decirme donde lo habían trasladado.
La pelirroja suspiró y sujetó el puente de su nariz con los dedos pulgar e índice, frustrada. Necesitaba encontrar a Christian lo antes posible.
—O sea, estamos como al principio.
—Sí y no —dijo Anahí, logrando que un rayo de esperanza se colara en el panorama—. Seguí investigando sobre la empresa y descubrí que tiene solo 4 sedes, dos en Puebla, una en Monterrey y otra en la capital. Puebla está descartado, así que tienes el 50% de probabilidad a tu favor de que esté en el mismo lugar que tú.
—Gracias, Annie. Eres la mejor —mencionó sonriente.
—Ya lo sé. Ahora haz lo que tengas que hacer y vuelve rápido.
—Lo intentaré —guardó silencio un momento—. ¿Has visto a Christopher?
—No —botó el aire con cierto pesar—. Desde la fiesta no hemos sabido nada de él. ¿Quieres que me dé una vuelta por la casa de tu abuela?
—No. No quiero alertar a Maite sobre nada. Hay que dejar todo tal como está hasta que vuelva.
—Como quieras —dijo la rubia, no muy convencida—. Por favor mantente en contacto conmigo, ¿si?
—Te lo prometo.
Terminó la llamada y dejó el celular en la mesa de centro frente al sofá. Sintiendo como le faltaba la energía necesaria para hacer cualquier movimiento, aunque mentalmente intentaba obligarse a ello.
Llegó a la ciudad el sábado en la mañana y en los dos últimos días que pasaron, no había podido salir de la cama, ni siquiera para bañarse o comer. Solo dormir le aliviaba el dolor que sentía en el pecho y la hacía olvidar lo que había ocurrido el viernes en la casa de Poncho. Requirió de toda su fuerza de voluntad, pues tal como le había dicho a Anahí, esta era la única forma de desenmascarar a Maite de una vez por todas, aunque para ello hubiese sido necesario mentirle a Christopher.
Al darse cuenta de que Maite estaba mintiendo, todo se configuró rápido en su cabeza. No serviría de nada desenmascararla en ese momento, decirle que sabía que estaba mintiendo, pues Christopher le había dicho que la casa en donde vivían Christian y ella estaba deshabitada desde hace tiempo. Eso solo lograría que ella se alejara nuevamente, para después volver con una nueva artimaña y un nuevo plan entre manos para sacarla del juego y quedarse con Christopher.
Y ya estaba harta de este vaivén, necesitaba sacar a Maite de su vida y de la de Christopher de una vez por todas.
Por ello tenía que encontrar a Christian, saber qué es lo que había pasado entre él y Maite, llevarlo de vuelta a Puebla y que juntos le mostraran a los demás de lo que la morena era capaz. Solo así podría alejarla de todos. Pero para hacer eso, debía ser cuidadosa, no podía poner a Maite en sobreaviso sobre lo que se le había ocurrido, por lo que la única manera de triunfar era perder.
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El Testamento
FanfictionDulce María Espinoza estaba segura de que su abuela había perdido un tornillo antes de morir, pues no había otra explicación a lo que estipulaba su testamento. Le había contado a la anciana todo lo que había vivido con el excesivamente guapo y muje...