Intertwined-Tom Holland

Fifty Two

Llevaba más de 2 semanas sin hablar con Tom, honestamente la sensación era muy extraña, por dentro sabía que tenía que aclarar las cosas, pero la parte irracional de mi consciencia seguía diciéndome: estás molestas, deja que él se disculpe. Harry y Sam me habían llamado y mensajeado más de lo habitual en estos días, fingían que querían hablarme de cualquier tontería pero era obvio porque me contactaban. Comprendo su interés, después de todo es su hermano y lo aman, y me imagino que debe de sentirse mortificado, pero ¿y yo? ¿acaso mis sentimientos no importan?

Tom es la primera relación seria que he tenido en mi vida, y lo que nos hacemos el uno al otro es importante. Nunca pensé que él fuera a ocultarme cosas así, siempre lo tuve en el concepto de buena persona que sí mentía se sentía como el peor ser del mundo. Pero al confesarme por su propia cuenta que Nadia lo había visitado justo después de intentar recuperarlo significaba algo, no he terminado de averiguar si el repentino acto de honestidad era más bien una confesión por culpa, o si él genuinamente se sentía mal por ocultarme cosas así...

-¿Sigues peleada con tu príncipe encantador?- Preguntó Jeremy mientras probaba filtros graciosos en nuestra video llamada.

-No parece que creas que esto es serio, no si te pones esas orejas de gato Jer...- comenté intentando reír, pero la verdad no me sentía nada bien.

-Lo siento pero tu cara triste me deprime, necesito romper la tensión con mi buen humor- dijo para ponerse ahora un fondo de Bob Esponja.

-Siento no ser la mejor compañía últimamente, es solo que mi cabeza está hecha un lío, y asumí que tú al ser más experimentado, me iluminarías con algún consejo...- rió un poco, pero finalmente intentó mostrar seriedad.

-Sabes que te quiero y que en este corto tiempo juntos te has convertido en alguien muy especial para mí... Pero yo jamás en mi vida he salido con una celebridad amiga, me pides cosas imposibles...-comentó frustrado.

-No te pido consejos sobre salir con celebridades, te pido consejos de chicos ¡porque tú eres uno!- ahora yo me frustré, sentía que no llegábamos a ninguna parte.

-Aún así, no los entiendo... A veces somos unos cabeza dura y no pensamos lo que decimos, aunque lo hagamos con buenas intenciones, ¿sabes?- me sonrió.

-Sé que Tom no es una mala persona, pero mi mente no termina de comprender eso... Es como si estuviera negándome ser feliz solo porque sí...

-¿Has pensado que quizá eso es lo que está pasando?-pregunté serio.

-No lo es, lo que pasa es que mi inseguridad por salir con un famoso que conoce miles de chicas lindas apenas está saliendo a relucir... -comenté riendo, pero ni yo misma me causaba gracia.

-¡Pues deshazte de ella y ya! Tom Holland es tu novio, ¡tuyo y ya! Te escogió a ti, de entre todas las modelos, cantantes y actrices que conoce, ¿acaso no lo ves? No quería sonar como los clichés de las películas, pero el te quiere a ti, y sé que los rumores siempre serán un obstáculo, ¿pero dejarás que uno solo te arruine la felicidad?- la seriedad que pedía hace unos minutos de parte de mi amigo, por fin se hacía presente.

-¿Pero y dime con qué cara le hablaré ahora? Básicamente lo acusé de serme infiel, honestamente eso me dolería mucho...

-Yo creo que sí te acercas a él de la manera correcta todo saldrá bien, después de todo lo amas, ¿o no?

-Claro que sí...- dije al borde del llanto.

-Entonces deja de lamentarte y mejor comienza a pensar qué le dirás la próxima vez que lo veas...

Estaba decidida, después de mi charla profunda con Jeremy, sentía el valor suficiente para encarar a Tom. Tenía pensado lo que iba a decir, solo esperaba que todo saliera como yo había imaginado en mi mente (porque a veces esos escenarios suelen ser mucho más optimistas que la vida real). Lógicamente no podía aparecerme en su casa así de la nada; así que días antes tuve que asegurarme de que él estaría ahí, mandándole un mensaje a Sam. Su hermano parecía entusiasmado con la idea de volver a verme en su casa, así que enseguida me dijo que se encargaría de mantenerlo ahí lo más posible.
Un viernes por la tarde iba camino a la casa de los Holland y mis manos sudaban casi como la primera vez que él me presentó con ellos. Comprendía si ellos se extrañaban con mi presencia, pues no me he aparecido por un buen rato, pero tenía que arreglar este lío tarde o temprano...

Ya me encontraba en la puerta, toqué el timbre con mi mano temblorosa y esperé por una respuesta. Al cabo de unos segundos el más pequeño del clan se encontraba dándome la bienvenida.

-Casi se me había olvidado tu cara Thompson...- dijo dramático, yo lo despeiné y reí un poco nerviosa. Paddy era el más chico y aún así era más alto que yo.

-Siento haber desaparecido...- comenté apenada.

-Tom es un poco terrorífico a veces, así que te entiendo- dijo riendo para romper la tensión que de seguro percibió. -bueno hablando de él, lo llamaré para avisarle que estás aquí...- Paddy estaba apunto de girarse pero una tercera voz que se unió a nuestra conversación, lo detuvo.

-No es necesario, ya estoy aquí...- Tom estaba parado justo frente mío, su cabello estaba un poco más largo o al menos me daba la ilusión de estarlo por sus rizos despeinados. Mis manos comenzaron a sudar y mi corazón luchaba por quedarse dentro de mi pecho.

-¿Po... Podemos hablar?- ¡¿por qué tartamudeas Thompson?! ¡¿Dónde quedó la confianza y palabrería de hace 5 minutos?!

-¿Te parece bien en el jardín o prefieres que subamos a mi habitación?- en otro momento esa frase podría haberse prestado para malentendidos o doble sentido, pero hoy simplemente era una fría invitación.

-Creo que será mejor ir a tu habitación...- comenté con apenas un hilo de voz. Asintió y nos dirigimos a las escaleras.

-¡¡Solo recuerden que no están solos!! Así que contrólense...- comentó Paddy, mis mejillas se tornaron carmesí y Tom simplemente tensó la mandíbula. Una vez en su cuarto, cerró la puerta detrás nuestro para tener mayor privacidad.

-Bueno, te escucho- dijo para después sentarse a la orilla de su cama. Yo jugaba nerviosa con mis manos, sabía perfectamente como empezar, pero no salían palabras de mi boca.

-Quería pedirte una disculpa por mi reacción...

-¿Te refieres a que pensaste que te estaba engañando? ¿Esa reacción? -Parecía molesto y tenía toda la razón, pero yo debía seguir hablando.

-Sí esa... Tom no debí juzgarte así...

-No, no debiste, sobre todo porque sabes que te amo y nunca, en serio nunca, te haría algo así...- se cruzó de brazos y me miró con seriedad.

-Eso lo sé- me puse de rodillas frente suyo y tomé sus manos con suavidad, él se sentía tenso, sin embargo no se opuso.- pero quiero que también lo veas desde mi punto de vista Tom... Odio estereotipar, estoy consciente de que es algo malo, pero uno escucha los rumores sobre los actores y como engañan a sus parejas y yo...

-¿Pensaste que yo podría?- sus ojos estaban comenzando a cristalizarse y eso me hizo sentir como basura.

-Era mi inseguridad hablando Tom.. fue mi torpe e inexperta mente la que me jugó chueco.- dije ahora yo al borde del llanto.

-No llores, es solo que, me lastimó que creyerás en lo que leías sin si quiera verificarlo, si quieres no conmigo, pero podrías haberle preguntado a cualquiera de mis amigos y estoy seguro de que te habrían dicho, más bien confirmado, lo loco que estoy por ti Thompson- se inclinó y limpió una de mis lágrimas con el dorso de su dedo.

-Lo sé... Es solo que, me sentía aterrada, te quiero tanto y tú... Eres mi primera relación seria, no quería perderte.- sollozé. Él se arrodilló en el suelo conmigo y me envolvió en sus brazos.

-Yo te quiero aún más, y me alegra mucho, que ahora sí me creas, porque no sabes lo difícil que fue para mí estar así.- nos separamos, ambos éramos un desastre de lágrimas y ojos hinchados, reímos al observarnos.

Las lágrimas y lamentos habían parado, ahora solo nos mirábamos, él con sus manos en mi rostro y yo con las mías en el suyo, cualquiera que nos viera de fuera pensaría que estábamos locos, o haciendo una especie de sanación extraña, pero la verdad es que nos estábamos diciendo todo lo que sentíamos con unas simples miradas. Al cabo de unos segundos, sellamos nuestra disculpa con un beso, fugaz, pero significativo...