Capítulo 28

423 30 10
                                    

Lunes 2 de agosto 2021

Manos de tijera - Song

___'s POV.
Mi palabra ya estaba dada, y aunque no quisiera y me pasara la vida entera tratando de evadir a César, la realidad era que debía enfrentar mi gran problema, ya que finalmente el tiempo se agotaba y tarde o temprano aquel momento que de cierta manera aún me provoca cierto miedo, iba a llegar, con o sin esa necesidad de huir.
Eran las siete de la mañana, Christopher seguía durmiendo, desde aquella primera vez que dormimos juntos lo seguimos haciendo, solo que en su habitación, él aún no conoce la mía, entiende que necesito espacio y no es insistente, ni siquiera le importa no entrar.
Me levanté de la cama con mucho cuidado y me dirigí hacia mi habitación, tenía que hablar con César antes de que Christopher se despertara, de otro modo ya no podría hacerlo.
Tomé el celular y me senté en la cama esperando a que respondiera.

___, ¿Cómo estás? - Preguntó del otro lado.
- Hola César, estoy bien, ¿Y tú? -.
- Me alegro bastante, también me encuentro bien, la verdad es que bastante feliz de que me llamaras, creí que no lo harías - Mencionó.
- Sino lo hacía iba a romper mi promesa y sabes que no hago eso - Le recordé.
- Lo sé, eso sin duda fue un factor a mi favor, ¿Cuándo vendrás? - Cuestionó.
- Mira César, es bastante complicado que ahora mismo pueda ir - Comencé a decir.
- ___, ¿Por qué todo lo vuelves tan complicado? Vives sola, ¿Qué te preocupa? Deberías estar más enfocada en salvarte, en al menos intentarlo - Dijo bastante enojado a través del celular, y la verdad es que su tono me hizo enfadar un poco.
- ¿Intentarlo? ¿Preocuparme por salvarme? - Cuestioné sarcástica.
- ¿No entiendes que la vida es lo más valioso que tenemos? Lucho por ti ___, quiero que estés aquí pero no te dejas -.
- Mi vida era valiosa, y justo ahora puedo decirte que sigue siendo aún más valiosa para mí a pesar de todo, si tan solo pudieras conocer a la persona que convierte a mi vida en una menos miserable, pero se acabó César, siempre que creo que ese maldito deceso en mi vida se acabó, llega algo peor, y peor, y mucho peor, ¿Y qué debo hacer? ¿Seguir sufriendo? Ya estoy cansada César, sabes que lo intente pero cada vez que lo hacía me sentía más y más destruida - Dije.

Y desde que tengo memoria, las lágrimas se estaban haciendo costumbre en mí.

- Es que vale la pena luchar por salvarte - Aseguró.
- ¿Salvarme de qué César? Tú y yo sabemos que se acabó, la única razón por la que tendría más de los cinco meses que estableciste tú y los cientos de médicos más que ya he visto, es sometiendome a dolorosos procedimientos que ni siquiera me garantizan más de un año, ¿Qué quieres darme? ¿Una muerte digna? Solo estaría luchando por eso, y no sabes lo mucho que en este punto de mi vida eso me duele, la última persona que me ha hecho volver a amar, sabrá que soy una jodida mentirosa, una maldita bruja sin sentimientos por haber permitido que un amor que jamás debió darse avanzara a tal grado que no creo saber cómo poder olvidar - Me desahogue.
- ___, no llores por favor, al menos unos meses más, unos cuantos meses más - Pidió.
- El maldito cáncer no tiene cura César, y mi sentencia de muerte ya está dictada, si mal no recuerdo contando este mes solo me quedan tres más, ¿Qué haré en tres meses? ¿Vomitar, llorar, ver cómo poco a poco mi cabello se cae, sostener tu mano porque ya no tengo a nadie? - Inquirí.

Cuando estaba preparada para escuchar la voz de César, en su lugar la voz de alguien más me hizo sentir rota y con un pánico inmenso.

- ¿Cáncer? ¿Tres meses? -.

Llevé mi mirada hacia la puerta que ahora estaba completamente abierta, Christopher con el torso desnudo me miraba desde el pasillo completamente perdido y mucho más blanco de lo normal.

- ___, ¿Estás ahí? - Logré escuchar vagamente a César.
- Lo siento César, hablamos después - Dije rápidamente.
- ¿Está todo bien? - Preguntó.
- Me parece que no - Admití.

Y sin más tiempo que perder corté la llamada.

- Chris, yo - Me levanté de la cama y traté de acercarme a él pero me lo impidió.
- ¿Cómo pudiste ocultarme algo tan delicado durante este tiempo? - Su voz era mucho más dura, sus ojos se habían puesto rojos, me miraban con desprecio.
- Déjame explicarte, por favor - Le pedí.
- ¿Explicarme qué? - Cuestionó completamente enojado elevando la voz - Ahora entiendo todo, tu dichoso tiempo estipulado, el que no le vieras el sentido a irte de aquí, el miedo que tenías porque yo te odiara, esa maldita verdad que no querías decirme, ¿Qué pretendías? ¿Lastimarme? ¿Qué mierda te hice para merecer ésto? Me enamore de ti, me abrí a ti, decidí quedarme aquí y resulta que el cáncer te va a matar porque simplemente no quieres luchar, ¿Por qué involucrarme? ¿Por qué no me lo dijiste antes, por qué no me obligaste a irme antes de que mi amor creciera? - Dijo mientras caminaba de un lado a otro.
- Christopher, escúchame por favor - Insistí.
- Tenías toda la razón, todo mi odio y mi desprecio son completamente tuyos, querías que me sintiera igual de miserable que tú, querías que sufriera como tú lo haces, tienes el alma más podrida del mundo - Me gritó.

Y yo sabía que tenía razón, tengo el alma más podrida, pero nada de lo que he hecho ha sido con el afán de lastimarlo aunque los hechos demuestren lo contrario, ni siquiera me deja explicarle las razones del porque llegó aquí, y supongo que después de todo lo que me ha dicho, ya no vale la pena, me odia y jamás volverá a creer en mí.
Cree que quiero que sufra como yo, ¿De verdad podía pensar eso? Sé que tiene razones, todas las razones del mundo, pero nada evitaba que sus palabras acabaran de romper lo poco que me quedaba por dentro.

- Maldigo el día en que te conocí - Afirmó.

|Lo mejor de mi vida| Christopher VélezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora