Capítulo 44

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Diciembre...

- Voy a ponerte el oxígeno para ayudarte, ¿De acuerdo ___? - Dijo el doctor César.

Ella solo asintió, hablar le costaba bastante, gracias al cáncer tan avanzado en los últimos tres días ella había comenzado a olvidar las cosas de una forma muy rápida, la última vez que pudo decirme algo concreto, fue hace una semana, cuando dijo que se sentía cansada y poco a poco lo que menos deseaba en el mundo, se acercaba, ella estaba agonizando, ___ se iba de mi lado, y a pesar de que hizo hasta lo imposible por hacerme vivir los mejores días y momentos de mi vida, jamás estaría listo para dejarla ir, no quería que se fuera aún, me dolía tanto verla respirar y hablar con tanta dificultad, pero aceptaba que estaba siendo egoísta, no quería sentirme abandonado, no quería sentirme derrotado, ella me había enseñando a ser valiente, a continuar aún a pesar de que el daño que te hicieron fuera irreparable, ella era el vivo ejemplo de lo que la palabra fuerza y valentía significan, pero yo no sabía cómo serlo si ella no estaba, alguna vez llegué a pensar que estaba listo, pero justo ahora que el final estaba frente a mis ojos, quería solo lanzarme a llorar tal cual un niño.

- ¿No puede darle algo más que le regrese el aire perdido? - Preguntó Erick desesperado.

Todos estábamos en la habitación con ella, yo no me separaba de su lado ni un solo instante.

- Ya le he dado dos dosis - Explicó César.
- No quiero seguir viéndola así - Confesé.
- Si ella aún no se ha ido es por algo Christopher, ___ te lo dijo, tienes que estar listo para dejarla ir, ella siente miedo - Mencionó.

Dejé de ver a César para mirar a mi esposa, besé el dorso de su mano y miré sus hermosos ojitos.

- No sé cómo dejarte ir - Dije comenzando a llorar - No quiero dejarte ir, no sé cómo continuar, me enseñaste tanto pero no como vivir sin ti, sé que soy egoísta, sé que tienes miedo y yo no soy capaz de hacerte sentir la paz que tanto quieres, te amo tanto que no quiero que me dejes aún mi amor -.

(...)

Mis ojos se mantenían en mi bonita, sin embargo mis oídos escuchaban como todos estaban en las mismas que yo, llorando.

- Jamas imaginé que me dolería tanto, aprendimos juntos tantas cosas pero no como separarnos, no sé cómo solo aceptar que te tienes que ir, no quiero que te vayas aún, por favor quédate - Le pedí.

Lo estaba haciendo todo mal, estaba consiente de que la estaba atando al dolor, pero maldita sea, ¿Cómo lo hacía? ¿Cómo le decía que podía irse?

- Hijo - Dijo mi mamá poniendo su mano sobre mi hombro haciendo que volteara a verla - ___ ya estaba preparada, no la lastimes así -.
- Es que no puedo mamá, no sé que será suficiente para llenar el vacío que dejará en mí - Dije sincero.
- Su recuerdo Chris, viviste momentos inolvidables con ella, tienes que recordarla así -.
- ¿Cómo voy a vivir de un recuerdo? Nunca más me dirá que me ama, nunca más me llamará amor, no volverá a abrazarme, no volverá a mirarme, lo que vivimos es algo que nadie podría imaginarse jamás, ¿Qué sigue cuando la deje ir? - Cuestioné.
- Te dije que jamás me iría - Dijo mi bonita con cierta dificultad llamando mi atención.
- Amor - Dije con pesar.
- Todo está escrito Chris, desde el día uno, hasta el último día, ¿Recuerdas ese extraño libro que jamás te dejé mirar? Está debajo de esa sudadera que nunca usas porque es tu favorita y no quieres que termine su vida útil, ahora es tuyo, vas a encontrar muchas repuestas - Me dijo.
- Me estás hablando mi amor - Dije feliz mientras besaba su frente - ¿Cómo es qué ésto es posible? - Pregunté mirando a César, quién se acercó a nosotros.
- No lo sé Christopher, tengo que revisarla - Dijo con apuro.
- Solo déjame ir Chris, estoy cansada - Pidió mi bonita.
- No me pidas eso mi amor - Le rogué.

Si pude llegar a sentir calma, ahora había vuelto el temor.

- Por favor cariño - Dijo en un susurro.
- Es que - Las palabras no salían - Agh, no puedo - Mencioné mirándola a los ojos.
- Puedes, claro que puedes mi amor, solo hazlo, por mí Chris -.

Las lágrimas ahora se habían acumulado en sus ojos.

- Temes tanto como yo, pero es necesario, te toca ser fuerte y valiente por mí, tengo que irme Chris - Repitió.

Me sentía con el corazón destrozado, herido.
De pronto comencé a escuchar que alguien repetía mi nombre constantemente, "Christopher, Christopher, Christopher", hasta que por fin pude abrir los ojos y encontrarme con mi mamá frente a mí.

- ¿Qué pasa? - Pregunté asustado.
- Es ___ cariño, César dice que está empeorando, te quedaste dormido - Me avisó.

Miré a mi alrededor y estaba recostado en la cama de una de las habitaciones que habíamos acondicionado para los invitados.

- Vamos - Dije.

Rápidamente me levanté y caminé hacia nuestra habitación, todo había sido un sueño, ella en realidad no había hablado, al menos no como yo imaginé.
Cuando entré a la habitación todos me miraron, en especial César.

- Se está poniendo peor Christopher - Me dijo.

Lo miré sin decir nada, caminé hacia el closet y abrí el cajón en dónde estaba mi sudadera favorita, la quité y entonces encontré el libro que ella mencionó en mis sueños, lo abrí y me encontré con escritos de su puño y letra, ella sí había hablado conmigo.
Volví a dejar el libro donde estaba y caminé hacia la cama para poder recostarme a su lado mientras la abrazaba.

- Está bien cariño, no temas más, estoy aquí contigo, todos estamos contigo, alguien más ya te está esperando - Comencé a decirle.

Las lágrimas bajaban por mis mejillas, sin embargo trataba de modular mi voz.

- Te amo con cada parte de mi ser ___, conocerte ha sido lo más hermoso y maravilloso que pudo pasarme en la vida, haber podido llamarte esposa no tiene precio, nada podrá hacerme tan feliz como tú lo hiciste en tan poco tiempo -.

Besé repetidas veces el dorso de su mano.

- Ya no vas a sufrir más bonita, puedes irte ahora mi amor - La dejé ir finalmente.

|Lo mejor de mi vida| Christopher VélezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora