Capítulo 29

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La teoría de Bea sobre que Alan era uno de los DJs más prestigiosos del mundo, empezó a tomar forma cuando durante la comida, él me dijo que cerraba el festival y supuestamente, en el escenario principal. Mi pretensión fue en todo momento esperarlo en el hotel, quizá ojeando las redes sociales, sólo quizá.

–¿Vendrás conmigo, verdad? Después de lo vivido estos días quiero que estés cerca también en la actuación.

–Bueno, supongo que podré hacer un esfuerzo fingiendo, que no me chirrían los oídos con tus composiciones dignas de un Mozart remasterizado.

La última media hora en el camerino paseaba excesivamente nervioso de un lado a otro. Extraño teniendo en cuenta la seguridad en sí mismo que le caracteriza. De verlo moverse sin sentido conseguía ponerme nerviosa a mí, menos mal que al final se sentó en una silla ¿En qué momento dejé de estar apoyada en la pared observándole, a tener mis manos masajeando sus hombros?

Nota mental: solicitar una cita urgente con un psicólogo. Mi cuerpo y mi mente tienen una ardua crisis de pareja que no puede continuar así, ni se miran, ni se escuchan, ni se hablan, ni se tocan... actúan independientemente desde hace días. La terapia tiene que ser inminente e impostergable.

–Estate tranquilo. Me duele reconocer esto, pero eres experto en mover botoncitos y sobre todo, en causar emociones en las personas, así que estás condenado al éxito esta noche.

Tomó mis manos que aún continuaban en sus hombros y las condujo a sus labios para besarlas en las palmas. A los pocos minutos le llamaron al escenario. Su sonrisa, un corto beso y aquel chico con ropa oscura, con el pelo revuelto y la cara al descubierto, desapareció del camerino.

Disfruté de su sesión desde un lateral del escenario, desde donde las vistas de Alan eran privilegiadas. Las dimensiones del escenario eran abrumadoras. Lograba escuchar el ruido y las voces del público, pero no llegaba a vislumbrar aquella masificación. Le encantaba lo que hacía, la cara le delataba sobremanera, y aunque nunca lo imaginé así, realmente el Alan del escenario era la representación de su personalidad en estado puro. Una artística locura que no le permitía estar parado ni un segundo. Saltaba, bailaba, movía las manos de forma divertida siguiendo el ritmo, cantaba e interactuaba con la gente. Mientras, un espectáculo de rayos laser y miles de luces con intensidad, color e intermitencia variada, alumbraban el lugar, mientras, miles de ojos estaban fijos en él, mientras, miles de corazones latían en esta dimensión de ensueño. Estaba todo eso; y luego estaba yo, que me sentía feliz de verlo feliz, bueno, creo que cualquiera que lo conozca un poco compartiría su felicidad.

Después de una hora y media de show su energía no decaía, al contrario, parecía no estar cansado. Como si ese ambiente le diera vida y un chute de epinefrina por el que encima cobraba.

–Ya termina, sólo le falta rematar de la mejor manera.

Cuando me giré tenía al chico que vi en la discoteca de Madrid, en Salamanca y en su casa, justo al lado. Le miré sonriendo y asintiendo con la cabeza. Al volver la cara al escenario, sus ojos me estaban esperando. Alan también sonreía, así que le respondí de la misma forma. Se quitó entonces los cascos y los soltó en la mesa de mezclas dando unos pasos hacia atrás.

–¿Qué hace? –le pregunté extrañada a mi acompañante de traje.

–No lo sé, ningún político podría llegar a ser tan impredecible como lo es Alan cuando quiere –rio sin tapujos.

Ohh no, ohh no ¿Por qué venía corriendo hacia aquí? Problemas, Carolina, problemas con ojos bonitos y pelo sudado. Agarró mi mano y tiró de mí. Pedí clemencia mientras me resistía una última vez, antes de que su amigo le ayudara empujándome fuera. Y entonces la exposición a la que estaba sometida, apareció de golpe en el preciso momento en el que vi al público. Mis cálculos aproximados nunca fueron buenos, recuerdo tener que cocinar para tres y si no llega a aparecer mi madre aún seguiría echando arroz a la cazuela, pero sí, yo creo que allí había más de cien mil personas congregadas.

Lo InesperadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora