Lo Inesperado

Capítulo 30

Nos vestimos en silencio y nos arreglamos para evitar detalles delatores. ¿Y ahora cómo explicas esto, querida Carolina? No, no hay de qué preocuparse, no se va a volver a repetir. ¿En serio la conciencia estaba imitando mis palabras para burlarse? Sí, por supuesto que sí, y además continuaba... Sólo fue un rollo de una noche ¿Y esto qué fue, el polvo secuela? Puede que me equivocara en ese punto. Quizá no es un rollo de una noche sino uno de verano, la gente los tiene, debe ser algo típico por el calor pero dura unos días ¿Y sabes una cosa? Lo que tendrías que hacer, es dejar de recriminarme nada y tratar de improvisar un tema de conversación para desviar su atención. Me parece que quiere hablar de lo que ha pasado. Tú te lanzas de bruces a los problemas y luego siempre recurres a mí para arreglarlo. Dame un segundo que piense, mientras, sonríele, ya que parece que muy a mi pesar, posees la extraña capacidad de obnubilar... Lo tengo, su actuación ¿Su actuación? Sí, estúpida, eso dije, su show en el escenario, cuéntale qué tal lo viste ¡vamos! Ya voy, joder, ya voy.

–Estuviste increíble –la frase salió despedida inmediatamente como si presionaran mi sien con una pistola para que lo hiciera.

–¿Te gustó?

–Sí, no me lo esperaba así.

–¿Así, cómo?

–Tan intenso y loco.

–Bueno, el lugar incitaba a que lo fuera, la situación, todo.

–Lo sé, te entiendo, lo he vivido también.

–¡Y de qué forma! –rio– me encantaba mirarte la cara.

–Mi cara de... esto me gusta más de lo que nunca pude imaginar.

–¿En serio?

–Claro, era de, por favor, que no acabe nunca.

–Jamás creí que fuera a escucharte reconocerlo.

–Sinceridad se llama.

–Te daré la misma sinceridad por mi parte, también deseaba que no terminara.

–Me lo suponía.

–¿Tanto se me notaba?

–Aprovechaste para consumir hasta el último segundo, así que sí, se notaba que disfrutabas.

–Ha habido unos cuantos ya a lo largo de mi vida pero este empezó a subir puestos y no quiere parar.

–Es que el público incrementaba la adrenalina demasiado.

–¿Ehhh? ¿Te refieres a Adriak? Sí, fue muy morboso.

–¿Adriak? Adriak y cien mil personas más.

–¿Cómo?

–¿Tú de qué estás hablando?

–De que estuve increíble ¿Tú?

–De que estuviste increíble.

–¿En qué faceta?

–¿En cuál va a ser? En la de DJ ¿Tú?

–No sé, en la de hombre tal vez.

Lo reflexioné un instante, ohhh no... ¡Qué cabrona! ¿Te crees graciosa por inmiscuir al doble sentido en la conversación? No sólo me lo creo, realmente soy graciosa, yo también tengo derecho a divertirme. Vete a la mierda, ahora mismo te aplaudiría en la cara si no fuera yo la que se hiciera daño.

Nota mental: en este momento se declara en mí una encarnizada guerra cefálico–corporal, sin posibilidad de obtener la paz a corto plazo.