Aún recuerdo el, probablemente, momento más incómodo ¿Cómo quedarte en bikini con alguien que te va a comer con los ojos? La playa a la que fuimos era un espectáculo. Poca gente, arena fina blanca, cocoteros y esas tonalidades cristalinas del agua, un lugar que seguro inspira a escribir. Observaba curiosa el peñón que limitaba la zona, sin embargo, al regresar la mirada hacia mi acompañante me encontré con que se estaba quitando la camiseta. Ohhh joder, problemas... su torso al igual que su tez detentaba un color blanquecino, un cambio impactante estando acostumbrada a verle lucir con ropa oscura.
No dejen volar tanto su imaginación porque su cuerpo era normal, adjetivo que le otorgaba su marca realista. No había ante mí un dios griego al que venerar por sus marcados músculos, más bien a un chico que no pisaba el gimnasio ni para refugiarse de la lluvia, mira, parece que al fin teníamos un punto en común. Su complexión mostraba que como mucho, hacía algo de pesas y salía a correr. Así que de apetecerte una tableta de chocolate blanco deberías ir al supermercado, porque sus inexistentes abdominales no te iban a abastecer de carbohidratos ¿Carolina, de verdad te estás riendo sola? No hay quién te entienda...
–¿Vienes a darte un baño conmigo?
–¿Ehhh? ¿Has dicho algo? –mi razón asentó los pies en la arena de nuevo.
–Sí –se rio ampliamente– te preguntaba, Carolina, si te vienes al agua.
–¿Contigo?
–Sería lo suyo si hemos viajado juntos.
–¿Y quieres que nos bañemos juntos?
–Claro.
–¿Los dos?
–Correcto, una persona más una persona, son dos personas ¿Te vienes o no?
–Supongo.
–Te espero entonces.
–Es bonito el sitio, muy tropical –me crucé de brazos deseando que él se fuera al agua primero.
–Suele pasar en el Caribe.
–¿Cuál es la probabilidad de que haya un huracán? Yo no estoy preparada para esos fenómenos, además vine con intención de volver viva, y mis padres te matarían de no ser así, si es que tú también sobrevives porque si no, no podrían matarte una segunda vez. Y Bea... ufff... Bea, ella te haría picadillo porque...
–Sé lo que pretendes con tu verborrea improvisada –me interrumpió.
–Estamos hablando.
–No, tú estás hablando sin parar porque estás nerviosa y por tanto, excesivamente comunicativa. Buscas que me canse de escucharte y te deje sola.
–Esa sería una buena idea si no me soportas.
–Únicamente hay dos opciones, así que haz el favor de quitarte ya la ropa.
–Dijiste que había dos opciones.
–La otra no te va a gustar.
–¿Cuál es?
–Te desnudas o te desnudo, tú decides –su cuerpo se pegó al mío y sus manos sostuvieron mis caderas– y te prometo que tengo muchas ganas de hacerlo yo.
–Ni loca –lo empujé– aprovecha los sueños para desnudarme porque en la realidad no se cumplirán tus deseos.
Disimulando me coloqué de perfil para quitarme la camiseta.
–Por tu fuerte personalidad jamás imaginé que fueras chica de complejos.
–¿Complejos? ¿Dónde? –reí por su estupidez.

ESTÁS LEYENDO
Lo Inesperado
Teen FictionCarolina es una joven de 25 años, decidida y con una personalidad arrolladora. Desde la adolescencia no se sintió identificada con los chicos de su edad, lo que hizo de ella una persona independiente, con pocas amistades y sin pareja. Su vida gira e...