Un Alma a Medias (El alma en el medio)

25. EL ALMA ENVENENADA

Haim, el reino donde las brujas y los licántropos vivían en bastante armonía, se trata nada más y nada menos que del mismísimo corazón de lo que hoy es tan solo una mísera cárcel.

Parece que fue hace demasiado tiempo cuando en realidad tan solo han transcurrido poco más de noventa años desde su destrucción. Nadie lo olvida realmente pero tampoco hablan de ello, de cómo era aquel reino que permitía el paso de las estaciones y la convivencia de todos, y no es que antes no hubiesen problemas como los que hay hoy, pues la sed de poder es algo de lo que casi ninguna criatura inteligente puede escapar, pero aún así la estabilidad y el respeto hacia nuestras hermanas y hermanos hijos e hijas de la madre naturaleza era infranqueable.

Ambos reinos eran hermanos, el de los licántropos y el de los brujos, porque la relación entre ambas razas era la más pura y estrecha de todas; el castillo donde se resguardaban era de carácter dual, una de sus caras miraba al este y la otra al oeste.

No teníamos leyes globales a seguir, cada reino procuraba hacer lo mejor de sí para proteger a los suyos y a sus intereses pero verán, los hijos de la naturaleza terminaban actuando siempre como mediadores, ellos se encontraban en la unión entre cada división de los reinos. Su energía movía todo lo demás, cada flor lista para polinizar, cada copo de nieve caído, las hojas muertas y secas de los árboles y el calor apabullante del verano. Tanta responsabilidad terminó dando a algunos líderes la idea de ser todo poderoso y querían más, comenzaron a agrietarse las amistades, los tratos y la moral.

Es entonces cuando hablamos de Hebrick, un hombre extremadamente carismático, hablar con él era amarlo inmediatamente porque sabía cómo complacer tus oídos y su estética no dejaba nada que desear, un príncipe modesto y educado todo lo que debía ser, si no fuera porque resultó el primero en nacer sin ningún poder dentro la realeza. Su madre una bruja y su padre un licántropo, aquella primera mezcla que lo convirtió en un protegido.

Por su parte Hebrick también tuvo una hermana menor, Darin que por el contrario era lo opuesto a una monarca, una hija del viento a la que casi no le gustaba hablar y aunque sus actos siempre fueron buenos existía una notoria preferencia entre los súbditos, pero claro ¿Un protegido como rey de brujos? No, eso no debía ser posible. Darin fue cornada en lugar de su hermano una vez los reyes coincidieron estaban listos para dejar su trono.

El hijo mayor no podía soportar tal desplazamiento, quería quemar a su hermana en una hoguera pero para ser justos hay que admitir que dejó que años pasaran, esperando que la furia cesase pero no lo hizo; él veía su trabajo de simple mensajero real como una burla impuesta por la reina, la cual ya estaba dando a luz a los nuevos descendientes y por tanto clausura a cualquier posibilidad de volverlo rey.

Nadie quiere creer que en realidad una persona como él existió, capaz de hacer lo que sea por obtener venganza y desquitarse pero estaríamos sobreestimándolo si le diéramos todo el crédito.

Los protegidos, la especie considerada la más débil entre todos nosotros suelen ser criaturas sin poderes que fueron bautizadas de tal forma porque son indefensos ante los peligros de estas tierras.

Ahora es impensable decir aquella palabra y considerarlo un insulto pero en aquel entonces cuando eran vistos por encima del hombro, como si estuvieran enfermos y necesitaran lástima, allí fue cuando una rebelión nació y que aprovechando su supuesta "debilidad", atacaron sin piedad.

—La flor de la belleza de la vida, una flor tan blanca como la leche.—habían dicho varios comerciantes que era lo que más se vendía en los pueblos aledaños, al parecer muchas personas enfermas no encontraban la paz final o muchos inmortales estaban cansados de vivir. Pues verás, esa flor es la misma flor que una divinidad alguna vez entregó para permitir que se conociera la tentativa de la muerte.