1. COLD SPRING

25 4 28
                                    


Aquellos ojos verdes brillantes e infinitamente familiares me miran con diversión y un aire de superioridad que me hiela la sangre, ella sabe qué quiere de mí y yo también. No lograría nada resistiéndome, espero que mis hijas me perdonen por abandonarlas.

—Nunca me gustaron los brujos—su voz es suave y calmada, el tipo de voz que escucharías en una canción no en las puertas de la muerte—, creen ser mejores.

Estamos parados sobre escalones gruesos y repletos de musgo, a nuestro alrededor se elevan zetas de gran tamaño como si nosotros fuésemos liliputienses, nos encontramos en uno de los distritos más lejanos de la metrópoli...nadie se encontraba cerca de este lugar.

—Nunca me he creído mejor que otra colega.—le digo con cautela, ella está unos escalones más abajo que yo, sin embargo eso no me hace sentir como si tuviese alguna ventaja.—Creo que vives mucho en el pasado.

Ella me mira con indiferencia y cambia el tema.

—Tus hijas son un desperdicio, un padre poderoso con un cargo alto a pesar de lo odiado que es, para que decida revolcarse con una protegida...—sube un escalón y yo retrocedo—No me gusta jugar al gato y al ratón, querido. Ni si quiera me gusta este cuchitril.—dice haciendo ademán a nuestros alrededores.

—¿Qué quieres?—le pregunto ignorando el picor en mis ojos, solo pensaba en Marie y Hemmick.

—¿Por qué me seguiste?—me preguntó caminando pacientemente hacia delante, mis pies buscaron alejarse pero me di cuenta que una pared hecha de uno de los escalones se había alzado a mis espaldas, no tenía a donde ir.

—No puedo permitir que continúes robando vidas, nos quitaste el prestigio; somos repudiados por la sociedad ¡no nos tienen respeto!—le digo y siento como una ola de valentía atraviesa mi cuerpo—Todo porque no puedes controlarte, porque no puedes parar.

—Al menos tienes razón en eso, no puedo parar y tampoco quiero hacerlo.—cuando estuvo a mi altura detallé aún más su rostro, me entristecía ver tanta juventud y tanta muerte en una sola expresión—Espero que de ese lado del mundo también tengas buenos amigos Douglas.

Entonces lo sentí, había escuchado muchas historias al respecto pero nunca imaginé que fuese tan terrible, era como si tomase mi cuerpo y lo aplastara, para luego llevarlo a quemar lentamente. Sentí como todo fue arrancado de mí y luego tan solo negrura, me hundía en la completa oscuridad.

Aquella pesadilla—que es en realidad un recuerdo sin dueño—me había mantenido despierta más de la mitad de la noche y causa secuelas en mis sueños mientras el tren se sacude por las vías, estaba cansada en todos los sentidos posibles pero como era de costumbre intenté ignorarlo.

La noche anterior había tenido una clase de "pijamada-despedida" con mi mejor amigo Bay, recuerdo nuestra conversación en la mañana:

—Te ves horrible, espero que esas ojeras sean por la emoción de ir a la universidad.—me dice Bay acostado sobre mi cama, mientras me observa ponerme un poco de maquillaje sobre las amoratadas bolsas bajo mis ojos.

—Amaría decirte que esa es la razón.—replico terminando de aplicar corrector y difuminándolo—Las visones se han hecho peores y más seguidas ¿Tal vez es porque me siento muy ansiosa?—le pregunto girándome a verlo pero lo único que hace es encogerse de hombros, pongo los ojos en blanco—Vaya ayuda.

—Dee, solo soy un zorro, no esperes demasiado de mi.—dice sonriendo y lo miro a través del espejo meneando la cabeza.

Bay ha sido mi amigo desde el sexto grado, lo conocí en el momento exacto, él me salvó de muchas cosas y hasta ahora es el único que me conoce por completo. Es básicamente un zorro que puede transformarse en humano, puede sonar increíblemente extraño al principio pero es la verdad, nació como zorro y tal vez por eso no conoce a sus verdaderos padres.

Un Alma a Medias (El alma en el medio)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora