𝓘𝓷𝓼𝓸𝓶𝓷𝓲𝓸 [𝐂𝐡𝐢𝐟𝐮𝐲𝐮 𝐱 𝐎𝐜] [𝐌𝐨𝐨𝐧 𝐚𝐧𝐝 𝐒𝐮𝐧 #𝟏]

33

" Lugar seguro "

Cuando estaba a un lado de Chifuyu el tiempo se detenía mágicamente. Al juntar nuestros labios podía sentir que caía del último del edificio más alto, mirando el cielo extendiendo una de mis manos, mirando como Chifuyu saltaba para alcanzarme... Eso era lo que yo sentía.

Sus manos tenían la suavidad que me enloquecía y su aliento de menta me envenenaba. Sentía que Chifuyu podía llevarme al paraíso con tan solo mirarme o al infierno con un beso. Sus caricias en mis mejillas, mientras dejaba algunos besos en mis brazos, sobre mis cicatrices me hacían sentir verdaderamente bien.

—Ya cicatrizaron, ahora solo parece que Peke J te hizo unos rasguños. —Sonrió soltando mi brazo.

—¿Eso crees? —Hablé mirándole, estaba encima de él, como de costumbre.

—Si, no se notan mucho, has cicatrizado muy bien, cielo. —Apretó mis mejillas con una de sus manos.

Chifuyu era muy bueno conmigo, demasiado tierno hasta cierto punto, aunque eso solo era conmigo. En realidad, Chifuyu junto a Baji eran demasiado temidos en las calles, acostumbraban golpear a la gente y hacer barbaridades increíbles si alguien estaba en su contra. Me sorprendía a veces que uno de los chicos más temidos de las calles fuera un verdadero sol a mi lado.

Mi collar caía sobre mi cuello, Chifuyu miró con una sonrisa el collar y lo tomo con sus dedos.

—Te ves muy linda con el collar que te regale, mentira... Tu eres muy hermosa. —Alzo su mirada para verme y juntar con una pequeña sonrisa su boca con la mía.

Aunque sus besos me relajaban y me hacían sentir tranquila... Última pensaba en Kazutora, pronto iba salir de la correccional... Quizás Chifuyu tenía una leve noción de lo que pasaba con Kazutora, no me preguntaba nada y yo no le decía nada, no quería preocuparlo ni meterlo en problemas.

Su mano se deslizaba desde mi cuello hasta mi espalda, para quedarse firme en mi cintura. Sus ojos del color de una esmeralda era el portal al paraíso que tanto buscaba la gente que necesitaba ser salvados de la tempestad.

Últimamente le gustaba poner sus manos sobre mi abdomen y mis muslos, para dejar unas caricias con sus dedos, caricias que me hacían sentir en el puente del Inframundo.

Si yo fuese Dante Alighieri en la divina comedía y tuviera que cruzar los nueve círculos del infierno con la única finalidad de buscar a mi amado Chifuyu Matsuno, lo haría sin pensarlo dos veces. Sus labios me anestesiaban con su calidez y me sentía débil al tacto de su piel con la mía. Ese movimiento de bocas seguía el ritmo de nuestra necesidad de estar juntos siempre. Su sonrisa me enamoraba y su cabello desordenado era una verdadera joya como el oro.

Chifuyu era muy respetuoso, y no hacía nada que no me gustara, solo nos dábamos un par de besos, en lo que el té estaba listo.