Buon Compleanno, mi Bruno

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Desde que Leone Abbacchio había llegado a su vida, el albino volvía de cada uno de sus cumpleaños una fecha inolvidable.

Comenzando desde que solo tenían un par de meses de haberse conocido, sorprendiéndolo con una agradable cena, pastel a la media noche y un reloj costoso como regalo que atesoraba, hasta celebraciones posteriores en los que ya tenían una relación sentimental, preparándole una deliciosa cena con sus manos, obsequiándole regalos que se convertirían en sus nuevos tesoros y por supuesto juegos en la cama durante toda la noche que lo dejaban temblando.

No celebro su cumpleaños en un tiempo hasta que Leone Abbacchio llego a su vida. Ahora, celebrar su cumpleaños era algo que esperaba con emoción, como cuando era niño.

Abbacchio no dejaba de sorprenderlo cada año, y este año por supuesto que no era la excepción. Con los más jóvenes del grupo afuera, Abbacchio preparo todo para empezar a celebrar la noche del 26 de septiembre, como era usual. Siempre seria el primero en felicitarlo a la media noche, cuando el reloj y el calendario marcasen los primeros minutos del 27 de septiembre, y darle sus obsequios, en la privacidad que realmente necesitaban.

Buccellati sentía su corazón latir acelerado, lleno de amor, al abrir los ojos y encontrar a Abbacchio muy bien vestido, sentado en la cama junto a él. El albino se había maquillado pulcramente, su labial violeta resaltando en el precioso rostro masculino, una camisa negra de manga corta con detalles dorados con los primeros botones desechos exhibiendo su fuerte pecho amplio, cinturón con una hebilla dorada en forma de "A", pantalones negros algo ajustados y botas del mismo color. Su guapo hombre le sonrió sutilmente, con sus cabellos platinados cayendo en sus anchos hombros, hablándole suavemente.

- Hola, dormilón - la voz de Leone fue un precioso ronroneo varonil que hizo que las mejillas de Bruno se tornaran rosadas.

Claro que a estas alturas Bruno sabía lo que estaba pasando. Oficialmente Leone estaba empezando con su celebración de cumpleaños. Y no podía estar más feliz.

Así que por eso lo había mandado a dormir una siesta por la tarde.

De esa no podría entrometerse en la sorpresa que preparía para el y Bruno tendría energías para la noche... El pelinegro sonrió, mirando a Leone.

Claro que él no era de los que se detenía a holgazanear en lo más mínimo, pero aquella tarde realmente necesitaba descansar luego de una misión que requirió un par de días en vela. Pero por supuesto, Bruno no se detenía a descansar si Leone no lo obligaba. Y eso había hecho el albino, sentándose a su lado y acariciándole el cabello hasta dejarlo dormido en la comodidad de la cama que compartían.

La siesta que había tomado Buccellati le aseguro suficiente tiempo a Abbacchio para preparar su sorpresa.

- Tengo la cena esperando por ti - dijo Leone, sus dedos enterándose en los suaves cabellos de Bruno para peinarlos. Tan dulce, el albino se había sentado a su lado a esperar pacientemente a que Bruno despertase. Y por supuesto, para aprovechar la oportunidad de observar el bello rostro tranquilo de Bruno mientras descansaba, fue difícil no besarlo durante todo ese tiempo.

- Mh... ¿Te arreglaste tan guapo solo para cenar conmigo? - Buccellati fingió no saber de qué se trataba todo.

- Tú sabes por qué es una ocasión especial. Lo viste marcado en mi calendario - Abbacchio pellizco juguetonamente la mejilla de Buccellati.

La respuesta de Bruno fue una encantadora risa que hizo el corazón de Leone vibrar de amor.

- No te hare esperar mucho - dijo el capo, reincorporándose para besar ruidosamente la mejilla de Abbacchio. Claro que la idea de tirar de Abbacchio para que se recostara con él en la cama y jugar de una vez era una enorme tentación, no obstante, sabía que Leone había preparado algo solo para él, a decir verdad tenia hambre, y que después de cenar tendrían toda la noche para jugar.

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