Especial de San Valentin: Dessert

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No era como si Leone Abbacchio hubiese celebrado aquella fecha antes. Aunque su nonna cada año solia hornear pastelillos para el, con chispas en forma de corazón y todo eso, tambien le preparaba palomitas y se sentaban juntos a ver peliculas.

Pero ahora, el ultimo par de días las calles de Napoles se han teñido de colores rojos y rosados, flores por aquí y por alla, globos y chocolates por doquier, joyerías con coloridos anuncios de ofertas para la fecha. Cada dia aparecían mas cosas referente a la fecha por las calles, cada dia Moody Blues lo molestaba con mas insistencia emitiendo pitidos en su mente para que se detuviera a ver regalos.

Y obviamente, eso golpeaba la mente de Leone, quien no habia hablado con Bruno respecto a dicha fecha. ¿Querria el pelinegro hacer algo especial, como una tonta pareja acaramelada? ¿Era de esos que creía que todo eran estrategias para vender, una cosa de consumismo sin sentido?

Quiza la segunda opción estaba descartada, ya que el año pasado lo vio recibir una avalancha de regalos de otros ciudadanos. Las mujeres eran insistentes, y algunos hombres tambien. La sala de la casa de lleno de flores, globos y chocolates.

Eso le hacia recordar el patético regalo que compro para el por impulso hace un año. El cual ni de chiste iba a entregar, y termino entregándolo por que Buccellati lo atrapo con el regalo en manos, listo para esconderlo y tratar de olvidar todo el asunto.

Despues de todo, Bruno solo era su jefe en la pandilla. Que inadecuado llegar con un regalo de la nada en pleno San Valentin para tu jefe, el cual se supone que no sabe que estas loco por el. Asi que, Leone se sintio derretir al ver los ojos brillantes del pelinegro cuando abrio su regalo y encontró ni mas ni menos que una preciosa caña de pescar con un juego de anzuelos.

Por supuesto que Buccellati arreglo que poco despues fueran en un paseo en bote "familiar" para estrenar su precioso regalo.

Y el resto era historia, meses despues, en una borrachera Leone le confeso sus sentimientos y sorpresivamente fue correspondido. Ahora llevaban un par de meses de ser novios y el primer San Valentin que pasarían juntos estaba a la vuelta de la esquina.

Abbacchio realmente no tenia idea de que hacer. Estaba demasiado avergonzado como para preguntarle a Buccellati si le gustaría celebrar el dia. Eso lo tuvo deambulando por ciertos momentos en las tardes por las tiendas durante toda la semana. Y el jueves casi al anochecer, habia encontrado ya todo lo que estaba buscando. Sorprenderia a Buccellati, de todos modos.

Por primera vez en su vida agradeció que Bruno estuviese ocupado con un pequeño encargo en Salerno al que lamentablemente no habia podido acompañarlo, asi que fue perfectamente capaz de esconder todo al llegar a casa. El resto de los integrandes del equipo aun no llegaban tampoco, y habian parloteado sobre planes para mañana. Leone y Bruno tendrían la casa sola, otro punto a favor. Solo restaba esperar a que Buccellati llegase a casa mañana al anochecer, justo como habia anunciado.

El albino ceno un poco de pasta en compañía de Mista, Narancia y Fugo. Tomo una botella de vino y se encerro en su habitación. Mañana por fin estaría de vuelta su amado Buccellati.

Se encontró ebrio, deseando por primera vez en mucho tiempo que ya llegase el dia de San Valentin. Leone durmió abrazando la camisa usada que Bruno habia dejado consideradamente para el. Algo hizo para calmarlo y ayudarlo a dormir. El aroma de su Bruno lo tuvo afortunadamente tranquilo.

Abbacchio hubiese querido dormir hasta muy tarde, pero el timbre sonando cada quince minutos desde medio dia lo despertó.

- Es tu turno de abrir – le dijo Narancia a Mista.

El pistolero alzo la mirada de su revista.

- Ni hablar, ya fui tres veces seguidas – se quejo el del gorro - Ademas, ya tengo que ir a bañarme.

Dolce AmoreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora