En la cama

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Buccellati esta exhausto. El pelinegro suspira suavemente cuando Abbacchio lo ayuda a acomodarse en la cama, deslizando una suave y delgada sabana de seda color crema sobre sus cuerpos.

Están en pleno verano y el calor ha sido sofocante los últimos días, pero una lluvia que se desato durante la noche refresco el clima lo suficiente como para cubrirse un poco. Bastante agradable.

La tela es tan suave, se siente muy bien contra su piel. Bruno se acurruca contra Leone, rozando sus pieles desnudas. El albino engancha sus largas piernas con las del joven capo y rodea la pequeña cintura con sus fuertes brazos. Las cabezas de ambos reposan en la misma almohada, previamente Bruno le ha hecho una coleta alta a Leone para que al despertar su cabello no este desordenado luego del relajante momento que pasaron en la bañera.

Tuvieron una noche agitada de sexo. Las sabanas quedaron húmedas, por lo que Abbacchio las ha remplazado con unas frescas y limpias.

Afuera aun pueden escuchar el agua cayendo, aunque la tormenta se ha calmado no ha parado de llover. Bruno coloca su mano derecha en la mejilla de Leone y con sus dedos acaricia la pálida piel, deslizándose suavemente hasta tocar el mentón. Se esta esforzando por no caer dormido aun, a ratos sus parpados se cierran durante varios segundos antes de que los vuelva a abrir, sigue luchando por no dormirse.

Hay tantas cosas en las que ambos podrían pensar en una noche así, porque precisamente el día en que se "conocieron" el clima era igual. Una lluviosa noche en Napoles en las que un hombre albino empapado de pies a cabeza se tambaleaba por un oscuro callejón sosteniendo una botella de licor barato. Una lluviosa noche en Napoles en las que un hermoso pelinegro enfundado en un costoso traje blanco de diseñador se paro ante aquel ebrio sosteniendo un paraguas. Sin embargo, esa noche en especial aquello queda como un recuerdo de como empezaron su vida juntos. En la actualidad, en ese preciso momento solo se concentran en el cuerpo del otro, durante la lluviosa noche, en la comodidad de una mullida cama, en la frescura de una tina con esencia de mar.

- Leone... - murmura el cansado pelinegro, delineando con sus dedos índice y medio la mandíbula del mayor. El rostro del albino esta libre de maquillaje y es iluminado por la tenue luz de la lámpara que reposa sobre la cómoda junto a la cama. No se quiere dormir aun, quiere seguir observando el rostro de su hombre.

Sin el maquillaje luce diferente, pero Bruno piensa que es igual de atractivo. Las cejas de Leone son muy claras y a pesar de no traer el delineador ese par de ojos color ámbar no pierden impacto. Las pestañas siguen siendo encantadoras y los gruesos labios son de color rosado muy claro.

Buccellati sonríe cuando Abbacchio inclina el rostro para poder besar las puntas de sus dedos. Asi, el pelinegro se entretiene delineando con su dedo índice la forma de esos labios que tanto adora. El albino permanece quieto permitiendo que haga lo que quiera, mientras tiene sus ojos fijos en el rostro del mas joven, es todo un espectáculo ver como ese par de ojos azules brillantes a ratos quedan ocultos por los finos parpados antes de volver a aparecer tras unos momentos de descanso. Las pestañas ondulan encantadoramente y cada que parpadea Buccellati parece que va a quedarse dormido. Su expresión es tranquila y hay una muy tenue sonrisa que estira la comisura de los perfectos y estilizados labios, la respingada nariz luce de un tono rosado y los negros cabellos caen graciosamente sobre la almohada blanca que comparten, como una cascada color carbón que fluye.

El ojiazul luce tan cansado, algo perfectamente normal después de la agitada sesión de sexo. El joven capo bosteza y su fiel hombre acaricia con sus ásperos dedos la cintura que rodea con sus brazos. Al acomodarse mas cerca Abbacchio, las cálidas pieles de ambos se rozan y Buccellati tiembla sutilmente al sentir esa cercanía.

- Sigues muy sensible – Leone suelta una leve risa que acompaña el suave jadeo de su amante.

- Es tu culpa – se queja él, ahora la mano se desliza lentamente por el cuello del mas alto, pasa por la clavícula y termina entre los perfectos pectorales de Leone – Me duele el trasero.

- Mh, tratare de ser mas cuidadoso la próxima vez – el ex policía sonríe cuando ve como un muy leve tono rosado salpica las mejillas de Bruno. Demasiado tentado, acerca su rostro al del joven capo para unir sus labios un momento en un beso muy lento. El beso de las buenas noches.

Bruno dobla las rodillas sutilmente durante aquel beso y suspira. Leone se siente en una nube, todo a su alrededor es tan suave. La cama, las sabanas de seda y en especial la hermosa piel oliva del joven capo.

Si no tienen cuidado, terminaran excitados nuevamente. Para ambos es fácil caer por el otro, el deseo sexual es muy fuerte.

El beso continua unos momentos mas, hasta que Abbacchio nota que Buccellati ha dejado de mover los labios. Cautelosamente aleja un poco su rostro y justo como imagino, lo encuentra con los ojos cerrados y los labios entreabiertos. La expresión en el bello rostro del pelinegro es bastante tranquila, el flequillo cae a un lado revelando unas cejas relajadas y puede sentir el pecho de el moviéndose lentamente al ritmo de una muy calmada respiración.

Abbacchio sonríe y deposita otro beso, pequeño y corto, en los labios entreabiertos de Buccellati, cuidando no perturbar su sueño. Hasta el mismo se sorprende del cuidado que es capaz de demostrar cuando se trata de Bruno en algunas ocasiones. Le tomo tiempo dominarlo, al principio todos los besos eran torpes y toscos, pero gracias al pelinegro ha aprendido a hacer este tipo de cosas, en privado.

Leone permanece admirando durante minutos el rostro dormido de Bruno. Recorre las suaves sombras con la mirada, arrastrando la vista por la perfecta piel oliva. Sus parpados por fin comienzan a pesar, por lo que tratando de mantener los movimientos al mínimo extiende su brazo y apaga la lámpara. El brazo vuelve a reposar en la cintura de Bruno, y en la penumbra de la habitación permanece mirando aquel precioso rostro masculino.

¿Qué estará soñando Buccellati? Es uno de sus pensamientos en la bruma del sueño. El seguro soñara con Buccellati, como siempre lo hace, sueños cortos, sueños largos, sueños dulces que lo hacen despertar con la sensación de un terrón de azúcar disolviéndose en su lengua y sueños calientes que lo hacen despertar con la respiración agitada, con una molestia en su entrepierna mas notoria de lo usual. Es normal despertar con una erección, pero cuando tiene sueños eroticos con Buccellati despierta más que excitado y ciertamente esos sueños son bastantes recurrentes, insistentes. En cuanto a las pesadillas, estas han quedado enterradas poco a poco, es raro que tenga alguna en la actualidad, aun mas cuando duerme con Buccellati entre sus brazos. Y si llega a ocurrir, sabe que al despertar tendrá a Bruno a su lado, acariciando sus cabellos, hablándole con un tono de voz suave mientras enreda las hebras platinadas en sus dedos, permitiéndole al mayor recargar el rostro en su cálido pecho para sentir su suave piel y oir sus latidos.

Lentamente, el mayor va cerrando sus ojos y en el proceso de forma inconsciente aprieta suavemente la cintura de Bruno. Todo es tan suave, tan relajante y tan cálido que cuando por fin se queda dormido, sabe que soñara con Buccellati y su sueño se prolongara por largas horas hasta que el pelinegro sea quien lo despierte con un dulce beso, retribuyendo la forma en la que el le dio las buenas noches.

Leone Abbacchio le dio las buenas noches con un dulce beso a Bruno Buccellati. Y Bruno Buccellati le dara los buenos dias con un dulce beso a Leone Abbacchio.




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Tambien hay dosis de azucar aqui, como cada semana
Esta vez su pedazo de culo borracho trato de escribir algo bien soft y amoroso
Espero que les guste
¿Que les parece? 

Hace dos semanas estaba celebrando que este fic llego a 1K, y precisamente acabo de notar que ya esta en 2K
¡Estoy muy sorprendido!

Muchas gracias por estar aqui, por leerme, por comentar. Mil gracias, aprecio mucho todo esto


¡Besos!

Dolce AmoreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora