Work Out I

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Este es uno de los momentos del dia favoritos de Bruno Buccellati. Si no esta ocupado cumpliendo un deber fuera de Napoles, absolutamente Buccellati estará ahí, para ver y ejercitarse con Abbacchio.

Si pudieran, se encargarían de que la rutina fuese diaria. Desafortunadamente, se toman solo 4 dias a la semana debido a la ajetreada agenda del joven capo y su mano derecha.

Y es que Abbachio tiene un magnifico tono muscular que resulta un verdadero placer sudar a su lado. Tanto en la cama como en el gimnasio. Bruno jamas gozo tanto sus rutinas de ejercicio hasta que Leone se incorporo a ellas.

Naturalmente, el ex policía habia recibido un arduo entrenamiento, y por lo que sabe Bruno, Leone solia ser un deportista hábil cuando estaba en la preparatoria. Esos habitos le han dado un cuerpo increíble que incluso no se deterioro en la mala etapa de su vida y se volvió aun mas grande a su lado. No solo se trataba de su privilegiada genética, de su cuerpo naturalmente grande, tambien estaba ahí el esfuerzo.

Buccellati adoraba lo robusto que era Leone. Sus cuerpos eran atléticos, pero diferentes. Leone es grueso y grande, Bruno es del tipo atlético delgado, ambos marcados.

Ahora que es capo, Bruno se ha dado el lujo de acondicionar una de las habitaciones de su hogar para ser un pequeño gimnasio que usa toda la pandilla. En el pasado, tenían un juego de mancuernas que pasaba por las manos de todos, un par de aparatos y recurrían a la calistenia en su mayoría. Ahora tienen un buen espacio para que cada quien se encargue de su propia rutina.

Buccellati y Abbacchio siempre lo hacen juntos. Y resulta tan divertido, que Bruno no puede contener su sonrisa mientras recoge sus cabellos en una pequeña coleta y sujeta los mechones sueltos con un par de clips. Ese dia en particular se habia vestido con un par de shorts demasiado cortos y una sudadera, ambos blancos. Aunque la ropa quedaba ajustada a su cuerpo, era comoda y lo ideal para su rutina de ejercicios.

El ojiazul esta terminando de asegurar un ultimo mechoncito suelto cuando Leone entra a la habitación, usando un short negro mucho mas largo que el de Bruno y una camisa sin mangas color gris. Esta usando solo lápiz labial y aun no ha recogido su cabello, pues de eso se encarga Bruno.

- Hola, caro – saluda cariñosamente Buccellati, mirándolo a través del reflejo del espejo. Busca en el tocador hasta encontrar un liga negra – Ven aquí.

- Cuore mio... - responde el albino, acercándose a Bruno. Leone toma asiento en la silla frente al tocador y deja que el pelinegro haga lo suyo.

Gentilmente, los hábiles dedos de Buccellati atrapan aquellos largos y suaves cabellos platinados para amarrarlos en una coleta alta. Entierra sus dedos en la coleta para alisar nuevamente los cabellos y sonríe divertido al ver como incluso las puntas se mantienen algo erizadas con ese peinado.

A Abbacchio le gusta el trato de Buccellati, esos dedos son expertos manejando su larga cabellera plateada y brindan el ajuste perfecto con la liga.

- Grazie, amore mio – Leone toma la mano de Bruno, acercándola a su rostro y besando el dorso, imprimiendo una marca de lápiz labial violeta en su piel.

Bruno sonríe y con su mano libre acaricia un hombro de Leone, dándole un suave apretón antes de que el albino se ponga de pie.

Es uno de los momentos favoritos del dia de Buccellati, definitivamente. Y piensa en lo mucho que le gusta cuando entra en el pequeño gimnasio, observando a Abbacchio haciendo algunos estiramientos, calentando sus musculos previo al ejercicio. Buccellati repite los movimientos y Abbacchio sonríe al verlo estirarse cual felino. Porque el pelinegro sin duda es mucho mas flexible que Leone, algo a lo que le han sabido sacar provecho de formas muy divertidas.

Dolce AmoreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora