Buon Compleanno, dolce amore mio

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Mañana es 27 de Septiembre, una de las fechas mas especiales en el calendario de Leone Abbacchio. Jamas en su vida pensó que terminaría siendo una persona de fechas, pero se encontró con su memoria registrando el dia, hora y lugar exacto de distintos hechos que marcaron su vida. Los hechos buenos, los hechos malos. Pero los mas importantes eran los buenos, porque estaban relacionados con su capo, Bruno Buccellati. El precioso hombre de cabellos negros y ojos tan azules como el mar.

Lo tiene perfectamente grabado en su memoria, la fecha en que Buccellati se puso de pie ante el con un paraguas en una lluviosa noche pronunciando su nombre, lo puede recordar claramente a pesar de que en ese momento estaba totalmente ebrio. Creyo que soñaba con un angel parado ante el, pero esa visión era real, lo supo en cuanto vio sus ojos azules fijos en el, brillantes y expectamentes, hermosos, tan hermosos que le robaron el aliento y le hicieron soltar la botella que sostenia antes de seguirlo.

A partir de ese momento las fechas empezaron a apilarse en su memoria, desde pequeños acontecimientos que para cualquier persona resultarían irrelevantes hasta eventos que marcaron su vida y lo tuvieron mirando de vez en cuando una reproducción de Buccellati con ayuda de Moody Blues. Son tantos acontecimientos, tantas fechas y aun asi todo lo tiene memorizado con una fecha, hora y lugar precisos. Como la ocasión en la que cenaron juntos por primera vez en Libeccio, o mas divertido aun, cuando cocinaron juntos por primera vez. Cuando escucho la risa de Buccellati por primera vez, el primer regaño por beber demasiado, la primer mirada de sincera preocupación al verlo en un terrible estado de ebriedad y posteriormente con una resaca fuerte.

Recuerda con claridad a Buccellati mirándolo fijamente antes de decirle que le gustaba su maquillaje, a Buccellati peinando sus cabellos suavemente luego de acercar su mano lentamente, el primer abrazo gentil y calido. Tiene grabado al pelinegro hablándole suavemente para notificarle que un nuevo compañero empezaría a vivir con ellos, cuando le pidió amablemente que se comportara en presencia de otros. Al parecer, llegaría un niño y ellos debían de dar el ejemplo como adultos.

Y los hechos mas siginficativos, como cuando se dio cuenta de que estaba enamorado de Bruno Buccellati, sentimientos que brotarían en forma de palabras de sus labios mientras el estaba listo para el inminente rechazo, siendo sorprendido al recibir como respuesta un abrazo muy estrecho y un primer beso torpe que los dejo manchados de lápiz labial a ambos, ese primer beso que los dejo con la respiración irregular.

El cumpleaños de Buccellati, por supuesto, se trata de algo sumamente importante en el, algo que tiene bien grabado y que se encontró planeando con semanas de antelación, sin que el ojiazul se enterara. Han hablado poco del tema, de hecho Fugo fue quien trajo el asunto a la mesa hace un par de días y acordaron una cena juntos en Libeccio. Obviamente, a Bruno le agradaba la idea de celebrar con todo el grupo, por lo que Leone tendría que encontrar el momento adecuado para lo que planeaba hacer. Lo ideal, seria acapararlo para el la noche del 26 de septiembre.

Y lo logro, el resto del equipo decidio salir a ver una película al cine. Abbacchio ya le habia hablado por la tarde acerca de que necesitaba un tiempo a solas con el, cuando le llevo una taza de té a la oficina antes de ponerse a ayudarle con algo de papeleo y ganándose una mirada curiosa de esos hermosos ojos azules. Por ello el pelinegro declino la oferta para ir al cine argumentando que se encontraba cansado. Obviamente, los demás sabían al instante que Abbacchio se quedaría con el, asi que se marcharon al anochecer.

Cuando se quedaron solos, Bruno estiro sus brazos y suspiro, caminando hacia la sala luego de despedir a los muchachos. Se paro frente a Leone, quien se encontraba leyendo, o mas bien, fingiendo que leeia. El albino acababa de darse un baño, por lo que aun usaba una bata negra y sus cabellos estaban envueltos en una toalla.

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