Compras II: Trucco

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A Buccellati siempre le ha gustado el maquillaje de Abbacchio. El albino tiene un rostro atractivo y varonil, cuyas facciones acentua con su maquillaje. Piensa que ese color violeta en sus gruesos labios se ve divino, que los ojos delineados son un buen aliado de ese precioso color ambar con un toque de lavanda enmarcados por pestañas oscuras. Hay algo sumamente excitante en aquel duro hombre que luce tremendamente masculino con sus labios violetas, es tosco, viril y a Buccellati le encanta, ama las marcas de lápiz labial que deja sobre su piel y ama ver esas alargadas pestañas moverse. Leone es muy atractivo con y sin su maquillaje, es lo que piensa Bruno.

No obstante, los conocimientos respecto al maquillaje del pelinegro serian casi nulos de no ser por su novio. Y al ver que Buccellati se muestra interesado en los cosméticos, Abbacchio desde hace un tiempo ha considerado pedirle al pelinegro que lo acompañe a comprar maquillaje.

Porque Leone cada cierto tiempo reabastece sus cosméticos. El simplemente desaparece repentinamente diciendo que saldrá y regresa con bolsas con el logotipo de las tiendas, se sienta en la sala a revisar lo que compro y hace algunas pruebas frente al espejo. Asi que, la idea de compartir eso con Bruno es cada vez mas atractiva. Por ello un dia en el que salen en grupo a la zona comercial, Abbacchio le pregunta a su novio si quiere acompañarlo y este acepta al instante.

No fue necesario dar mayores explicaciones a Fugo, Narancia y Mista, quienes se retiraron rumbo al hogar que compartían luego de estar satisfechos con sus compras. De esa manera, Buccellati y Abbacchio terminaron juntos en el centro comercial. Durante todo el trayecto, el pelinegro no hizo preguntas y se limitaron a hablar un poco de temas al azar.

Pero la curiosidad lo embargo mientras recorrían el lugar, con numerosas tiendas a los alrededores.

- ¿Qué estamos comprando? – pregunto casualmente el pelinegro, caminando junto a Leone.

- Maquillaje, necesito mas lápiz labial – respondio Abbacchio, y justo en ese momento se detuvo frente a una tienda en particular.

Antes de que el pelinegro pudiese alzar la mirada del todo para leer el letrero, Leone lo tomo del brazo para guiarlo al interior de la tienda. Se detuvo unos momentos para tomar una canasta cerca de la entrada antes de sumergirse en el primer pasillo. Y Bruno nunca en su vida habia pisado una tienda de maquillaje. Quedo sorprendido al ver la gran cantidad de estantes en el interior, repletos de objetos que resultaban en su mayoría desconocidos para el.

Cualquiera pensaría que a toda hora del dia la tienda estaría repleta de mujeres, sin embargo se encontraron con el establecimiento prácticamente vacio.

- Siempre imagine estas tiendas repletas – comento el pelinegro cuando Leone solto su brazo. Comenzo a caminar lentamente, siguiendo los pasos del mayor.

- No si sabes que dia y en que horario venir – Abbacchio se detuvo frente a un estante con bases. Tomo uno de los frascos de vidrio y lo examino - Durante un viernes en la noche no habrá tantas mujeres comprando maquillaje, mas bien estarán aplicándoselo.

- Tiene sentido – Buccellati solto una suave risa, parándose junto a Leone. Reconocia el frasco de vidrio con dispensador que sostenia, era base. Lo sabía porque el albino usaba.

Buccellati comprendia el porque buscaba acudir cuando estuviese vacia la tienda. Despues de todo, un hombre corpulento de 1.88 metros de altura ya resaltaba demasiado en un lugar asi y rodeado de mujeres seria mucho mas notable. Ademas, sabia cuanto odiaba las multitudes. El pelinegro sonrio sutilmente y se mantuvo quieto junto a su novio. Lo vio tomar una base para colocarla en la canasta.

- Ven, Buccellati – lo llamo tocando sutilmente su brazo, antes de caminar hacia otro pasillo.

En el siguiente pasillo habia un par de mujeres que se giraron un poco sorprendidas al ver al enorme albino ahí, con su atuendo de vampiro y los gruesos labios maquillados de color violeta. Abbacchio ni se inmuto al pasar junto a ellas, Buccellati en cambio las miro con una leve sonrisa cuando las miradas se centraron en el. El par de chicas sonrieron y se mostraron cohibidas ante la presencia del atractivo pelinegro.

Dolce AmoreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora