Capítulo 10

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Cada quien está en el mismo mundo planeta, pero cada quien vive en un mundo diferente

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Cada quien está en el mismo mundo planeta, pero cada quien vive en un mundo diferente. Si me dieran a elegir un poder sería saber lo que piensan las demás personas, así me evitaría muchas cosas.

—Buenos días, chicos, sus trabajos los quiero en mi escritorio, ahora —ordena la profesora.

En el aula se forma un alboroto a todos levantarse a hacer lo que dijo la profesora. Yo, al igual que mis compañeros, me levanto, pero yo para dirigirme al puesto de Khea, pero ella se levanta y me pasa por el lado sin mirarme.

Yo me quedo ahí parado, viendo como Khea se dirige al escritorio para entregar un sobre.

Se dirige nuevamente a su puesto y se sienta, sin mirarme, sin dirigirme la palabra.

Y era de esperarse, ella pensará que yo solo la llevé para humillarla, cosa que no fue asa porque en ningún momento quise hacerlo, mi intención nunca fue hacerle daño.

—Señorito, Xabi, ¿le pasa algo? —la profesora me saca de mis pensamientos. Me doy cuenta de que ya cada quien está en su lugar, y que yo soy el único que está de pie.

—No, aquí está mi trabajo —camino hasta el escritorio y dejó el trabajo ahí.

Nuevamente, me dirigí a mi puesto, no sin antes echar un vistazo a Khea, quien seguía mirando hacia la nada.

—Hoy voy a elegir al alumno con la mejor calificación y nos contará una historia, puede ser ya existente o inventada por ustedes —informa la profesora revisando una hoja— Khea Smith.

Todos, absolutamente todos, volteamos a ver a Khea que ya estaba un poco pálida y tensa. Ella se levantó dirigiéndose al frente del salón, justo en el medio. Suspiró, y todos nos quedamos a la espera de lo que iba a decir:

—Una noche la verdad y la mentira salieron de sus casas —empezó a decir— algunos criticaban a la mentira, a otros les dolía mirar la verdad —su voz se escuchaba cansada— cuando cruzaron a una esquina oscura la mentira le ordenó a la verdad que se quitara la ropa, y la mentira hizo lo mismo. La mentira obligó a la verdad a colocarse su ropa, y la mentira se supo la ropa de la verdad, ya cuando estaban listos empezaron de nuevo a caminar. Esta vez la gente se sentía más atraída hacia la mentira vestida de verdad, y les daba miedo acercarse a la verdad vestida de mentira. Cuando terminó todos nos quedamos en silencio, hasta que la profesora interrumpió.

—¿Y cuál es el significado de esa historia, Khea? —preguntó la profesora desde su escritorio.

—Hay personas que prefieren la mentira vestida de verdad, solo porque conocen lo de afuera, y hay otras personas que no quieren acercarse a aquellos que mienten solo para ocultar su verdad —eso último lo dijo mirando fijamente a los ojos.

—Ósea, lo que nos quieres decir es que todo tú, es una mentira vestida de verdad —comentó Jessica.

—No —negó firme— lo que quiero decir, es que a ti todavía te falta cerebro para entender cuando te describen en metáfora —atacó, ganándose un chillido de todo el salón.

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