Capítulo 32

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❀ KHEA ❀Actualidad

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KHEA
Actualidad

El sonido de los pajaritos hizo que mis ojos se abrieran. Visualicé el cuarto de Xabi mientras en mi mente meditaba lo que había pasado, y lo que había soñado.

El poder contarle el sueño a Xabi me desahogó, me liberó y su apoyo fue muy reconfortante. Antes no había nadie con quien hablarlo y eso evitaba que volviera a conciliar el sueño.

Por cierto, ¿dónde estaba?

Me levanto y voy al baño que queda al frente de la habitación. Me ducho y me coloco mi ropa que ya se encontraba seca.

Me dirijo a la sala en busca de Xabi, pero se encontraba vacía. ¿A dónde se habrá ido? Veo el reloj pegado encima de la puerta y son las cinco de la mañana y se supone que entramos a las siete.

Voy al cuarto a agarrar mi teléfono, lo meto en mi bolsillo y me dirijo a la puerta de salido. Antes de tocar la manija, fue abierta y no por mí, sino por Xabi.

—¿Te ibas a ir sin despedirte? —inquirió cerrando la puerta.

Llevaba puesto un jean oscuro. Una camisa blanca con la chaqueta del equipo. Unos zapatos blancos. Percaté las bolsas que tenía en manos.

Lucía diferente, su rostro estaba apagado y se le prestabas atención, podías distinguir las pequeñas ojeras que cargaba. ¿No había dormido?

—Son las cinco, se supone que entramos a las siete, y tengo que cambiarme —respondí.

—Comamos, en carro es rápido y llegaremos bien —propuso.

—Okey —acepté.

Nos llevó una veinte minutos comer. Fue extraño, porque Xabi habla hasta por los ojos, y esta vez él estaba callado, concentrado en solo comer. Su actitud me acordaba a cuando yo estaba molesta por algo, ¿será por lo que pasó? ¿Lo habré asustado? ¿Se había arrepentido de lo que dijo?

Las inseguridades empezaron a apoderarse de mí, haciéndome dudar de todo, ¿será que hice algo mal?

—¿En qué piensas? —intervino Xabi empezando a recoger todo.

—En que no quiero llegar tarde —mentí.

—No te preocupes, ya nos vamos —aseguró dirigiéndose a la cocina para botar la basura.

Mi teléfono empezó a repicar, así que lo saqué del bolsillo para contestar. Xabi volteo a verme, y no sé, pero su mirada me puso nerviosa y colgué.

—¿Por qué no contestaste? —indagó acercándose a mí.

—Amm... cuando iba a contestar colgaron —volví a mentir.

¿Por qué una mirada me ponía tan nerviosa?

—Vámonos entonces —ordenó agarrando su bolso.

En silencio me levanté y salí del apartamento, y tras de mí venía Xabi. Caminamos hasta la camioneta que se encontraba en el estacionamiento junto al parque, nos montamos y Xabi arrancó.

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