❀ XABI ❀
Minutos antes de lo sucedido—Aló —contesté.
—Tengo tu llave en mis manos, y no creo que por la ventana sea muy fácil entrar a tu casa —la voz de Khea sonó por el alta voz.
Sabía que lo decía por las veces que he entrado por su ventana. Y esta vez no sería diferente.
—Muy graciosa, voy para allá —aseguré.
—Okey —contestó.
Giré el volante para dar la vuelta. No estaba tan lejos de la casa de Khea, así que no tardaría nada en llegar.
En menos de un minuto ya estaba estacionando al frente. Troté hacia la parte de atrás de la casa para subir por la ventana. Estaba un poco apurado porque mi mamá me esperaba.
No sé si era porque ya había subido varias veces por aquí que subí rápido. Al entrar a la habitación de Khea escuché como una mujer estaba gritando desesperada que soltara a alguien.
Al no ver a Khea en la habitación bajé corriendo por las escaleras, y lo primero que vi fue como un hombre estaba golpeando a Khea.
Agarré lo primero que vi, que fue un florero vacío y fui hasta el hombre para detenerlo. Se lo estrellé en la nuca logrando desmayarlo. Khea, estaba roja, su cuerpo estaba lleno de moretones, y el pecho se me comprimió. Cuando tosió de su boca salió sangre.
Actué rápido, agarré a Khea entre mis brazos y su rostro fue de completo dolor. Este hombre casi mata a Khea, ¿Qué hubiera pasado si no hubiera llegado?
—Vamos —le ordené a la madre de Khea— puede despertar en cualquier momento, y Khea no me perdonaría que la deje sola.
Ella asintió y me abrió la puerta para sacar a Khea.
—No cierres los ojos, Khea, por favor —la voz se me quebró.
El pensar el que hubiera sido si no llegaba, o si tardaba más. No quería perderla, no ahora.
—Todo estará bien, pero no te duermas, te lo suplico —le rogué ya con un hilo de voz fino.
Metí a Khea en la parte de atrás, y su madre la sostuvo, colocando su cabeza en sus piernas.
Corrí a montarme para ir lo más rápido a un hospital. El más cerca estaba a dos minutos de aquí, yo llegaría en menos. Pisé el acelerador y mi único objetivo era llegar.
—Khea, lo siento, hija, lo siento —dijo la madre de Khea, rompiendo en llanto.
—Te... per... do... no —logró contestar— está... bien.
¿Se estaba despidiendo? Los ojos se me cristalizaron. A Khea le faltaba mucho por vivir, le faltaba mucho que experimentar, ella no podía irse así.
—Te amo, hija, aunque no sea la mejor del mundo, pero te amo, quédate y todo será diferente, por favor —su voz era de súplica.
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Odisea ✓
Teen FictionEn el mundo donde existe millones de personas, en alguna parte de el, viven Xabi y Khea. Ella tenía muchos problemas y un secreto que no quería dejar salir. Él no estaba muy seguro de lo que quería, y aunque detestaba la inestabilidad, la quería a...