Capítulo 11

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Nota de autora: Hoy me picó la rajita

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Nota de autora: Hoy me picó la rajita... del ojo, así que nuevo capítulo.

Aquí voy a tocar un tema que quizás... es un poco delicado para alguno de ustedes. Lo que quiero decir es que es el pensamiento del personaje, en ningún momento quiero ofender a alguien.

Tampoco quiero que cambies tu forma de ver las cosas, solo disfruta del personaje de la historia y ya.

Ya aclarado eso, comencemos. <3

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❀ KHEA ❀
Dos meses después del incidente.

Miedo, temor, ¿todo el mundo lo podía sentir, cierto? Yo de vez en cuando lo sentía, pero a mis 15 años, ya no había mucho que temer.

—¿Entonces, Khea? ¿No te arrepientes de lo que hiciste? —preguntó la psicóloga de la correccional.

Llevaba rato pensando en eso, ¿de verdad me arrepentía de lo que hice? Estábamos en el mismo consultorio de siempre, toda la habitación era blanca, un escritorio, un par de muebles y un estante de expediente adornaban la habitación.

Me le quedé mirando fijamente a los ojos, y sin ninguna duda respondí.

—No, ¿por qué debía de arrepentirme? —indagué ya sabiendo la respuesta, el perdón.

—Porque tienes que aprender a perdonar, Khea, si no perdonas, tu alma y tú no estarán en paz.

—Paz —me burle— ¿usted cree en la paz, señorita Wesley? —pregunté.

—Yo pienso que si existe la paz y con el favor de Dios podrás encontrarla.

—Dios — pronuncié otra vez en burla— ¿Dónde está tu dios cuando los indefensos no tiene que comer? ¿Dónde está cuando una persona mala va a hacerle daño a otra? ¿Dónde está tu dios, cuando las personas buenas son corrompidas por las personas malas? —pregunté, empezándome a alterar y perdiendo la poca paciencia de la que me quedaba.

—Khea no importa que no creas en un dios, dime entonces, ¿en qué crees?

—En nada.

—¿A qué le tienes miedo, Khea?

—A nada.

—¿Y Freddy? —preguntó, y ya no me pude contener más, me abalancé sobre ella haciendo presión sobre su cuello.

—Yo a él no le tengo miedo, y ni en tu puta vida lo vuelvas a nombrar —escupí su cara presionando más su cuello.

Sentí unos brazos alrededor de los míos, separándome de la doctora, ella tosía mientras agarraba aire y unos enfermeros la ayudaban a levantarse. Empecé a luchar para que me soltaran dando patadas y lanzando rasguños a lo loco.

—¿Otra? —Escuché de fondo y me tranquilicé un poco— Pero Khea, en esta semana van tres Psicólogas, y yo que venía a decirte que la próxima semana ibas a salir porque era la primera semana de clases, serás la nueva ahora.

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