Capítulo 40

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❀ XABI ❀Actualidad

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XABI
Actualidad.

Las palabras de Khea me habían paralizado, ya no me importaba lo que podría hacerme, ya no importaba el diccionario, Khea había dicho las palabras que me dijo al prestarme el libro.

—¿Cómo... lo recuerdas? —pregunté confundido y un poco emocionado.

—Vete —ordenó con cara de disgusto.

—Pero... —intenté acercarme, pero me lo impidió.

—Que te vayas —exclamó tocando su cabeza como si algo le estorbara.

—¿Estás bien? —pregunté.

—Que te largues de aquí —alzó su voz— no te quiero ver, no significas nada para mí, ni siquiera sé cómo supuestamente te dejé entrar en mi vida.

Si dijera que no me dolía mentiría, ¿esto era lo que ella verdaderamente sentía?

Nunca había entendido cuando en las películas decían que querer era también dejar ir, pensaba en ese momento que el que dejara ir a su amor era un cobarde, qué ironía de la vida, ahora yo era ese cobarde.

—Vale —contesté con un nudo aprontando mi garganta.

Juro que aún tenía la pequeña esperanza de que algo ocurriera, de que su corazón le gritara que me quedara, pero no pasó. Con un poco de lentitud me dirigí a la puerta para salir, bajé hasta la sala donde esperaban Marilyn y Lauris.

—Por lo menos está bien —comentó Lauris.

—Y vivo —intervino Marilyn.

—Creo que Khea necesita ayuda —informé— yo me voy.

Sin esperar respuesta salí de ahí rumbo a la camioneta. Me subí, la encendí y no lo pensé dos veces, hice cambio, pisé el acelerador y me fui ahí.

Empecé a sentir rabia, pero era por el dolor, ¿por qué cuando el camino se endereza, cuando uno cree que está llegando a la felicidad, algo llega y lo estropea todo?

Mis ojos se cristalizaron y eso me obligó a estacionarme, no sé por qué lloraba, no entendía por qué lo hacía, solo quería llorar.

Quería mandar todo a la mierda. Agarré el celular y busqué entre mis contactos el número.

—Aló —contestó.

—¿Estás en tú casa? ¿Puedo ir? —pregunté volviendo a encender la camioneta.

—Claro, aquí estoy, ven—afirmó.

No dije más, solo colgué y me fui a su casa.

KHEA
Actualidad.

Mi cabeza dolía, y mucho, era como si algo estuviera presionando con fuerza dentro. No lograba entender nada de lo que estaba pasando y eso me estresaba porque aún estaba asimilando todo.

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