Capítulo 44

122 32 117
                                    


❀ XABI ❀Actualidad

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

XABI
Actualidad.

Frené y apagué el carro al frente de la comisaría. Khea en todo el camino se mantuvo con las piernas dobladas y con su rostro escondido entre ellos.

—Khea, llegamos —informé— ¿quieres que baje contigo?

Asintió, se limpió sus mejillas con sus brazos, tomó aire y abrió la puerta. Hice lo mismo, la alcancé tomándola de la mano para entrar. Saqué mi teléfono para llamas a mi mamá, pero no fue necesario porque la vi parada junto a la madre de Khea.

—Aquí estamos —anuncié— ¿dónde lo agarraron?

—Iba manejando a alta velocidad —respondió mi mamá— un oficial de carretera lo detuvo, al recibir su documentación contacto con la oficina y así lo arrestaron —finalizó.

—De maravilla la seguridad —ironicé.

Mi mamá me miró con mala cara, pero le restó importancia a lo que dije.

—Khea y Marilyn tienen que pasar a testificar, por eso la necesitan aquí —explicó mi mamá— tú no puedes pasar —se dirigió a mí.

KHEA
Actualidad.

Con cada paso que daba el corazón latía aún más fuerte. Marilyn me había contado lo que había pasado, me dijo como y porque había sucedido todo, pero yo seguía sin recordar nada y no creo que eso ayude de mucho.

Iba siguiendo a Marilyn, que seguía a la que suponía era la madre de Xabi, y ella a un guardia. Cruzamos dos veces, la primera a la izquierda y la segunda a la derecha, entramos por una puerta negra a un cuarto gris, pequeño, con una mesa de metal en el medio, soldada al suelo, un vidrio gigante en el lado derecho, que aunque se viera como un espejo sabía que era espejo semi-plateados.

—Debido a que Khea no recordaba y teniendo en cuenta que esto la puede agobiar, solicité que le tomaran la declaración juntas —dijo la madre de Xabi.

Nos sentamos en unas sillas del mismo material de la mesa, pero estos no estaban soldados al piso, Marilyn de un lado, yo del otro, y la madre de Xabi atrás. Un señor entró y colocó dos vasos pequeños de plástico con agua, y ahí empezó nuestra pequeña espera.

XABI
Horas más tardes.

Estar aquí era un completo aburrimiento, lo único un poco entretenido era cuando traían a los delincuentes. Unos caminaban tranquilos como si fuera costumbre, otros entraban a la fuerza, luchaban por ser soltados, pero entre varios guardias lo dominaban.

Lo más interesante eran las miradas, alguno me miraban con odio, como si me quisieran matar, por otro lado, había personas que pasaban y su mirada era de súplica.

Por el mismo pasillo por donde se había ido Khea, su madre y la mía, salía Khea a paso apurado. Me levanté y al verme se detuvo, no sabía si ya me había vuelto un experto, pero su mirada solo dijo dos palabras: Lo siento.

Odisea ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora