Capítulo 34

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❀ KHEA ❀Actualidad

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KHEA
Actualidad

El resto del día no tuvimos clase, así que no fue necesario pedir permiso en el directivo. Ya estábamos esperando que llegara nuestro turno para ver a la psicóloga.

La puerta de su consultorio se abrió, dejando ver a Estefanía salir con una chica. Estefanía estaba vestida con su uniforme de siempre, camisa blanca, pantalón blanco y zapatos blancos.

—... Cualquier cosa, me llamas, a la hora que sea —comentaba a la chica.

—Gracias —contestó la chica, dando la vuelta e irse.

La mirada de Estefanía calló en mí, y luego pasó a la de Xabi, que se encontraba a mi lado.

—Primero el chico —anunció sin decir más, y adentrarse al consultorio.

A mí me tocó esperar, a que ellos terminaran.

XABI
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—Sigue con confianza —la mujer me indicó que me sentara en una de las sillas que se encontraba enfrente de su escritorio.

Era un cuarto un poco grande. Había unos estantes llenos de libros, y como dos estantes donde guardan archivos. Una ventana grande donde pasaba la luz que iluminaba el cuarto. Un escritorio, y una especie de sofá.

—Seguro te preguntarás por qué te mandé a llamar —asentí— tengo que aclarar que esto no lo puedo hacer, estoy poniendo mi licencia en juego, así que te agradecería que de lo que se hable aquí no se le diga a nadie, pero tranquilo que no es por nada malo —en ese momento solté un suspiro que tenía reteniendo— Khea me dijo que sabes absolutamente todo, para ti, ¿Qué es todo?

—Ella me contó lo que pasó para que durara dos meses encerrada, también lo que pasó después, sobre su trastorno y su falta de reconocer los sentimientos —expliqué.

—No es solo el que no pueda reconocer los sentimientos, sino que también cosas muy cotidianas como sentir empatía con las personas, ¿Khea al principio fue borde contigo, hizo un comentario ofensivo, trató de alejarte? —indagó.

—Que yo me acuerde alejarme, no, si era un poco alejada, es que... no sabría cómo explicarle —confesé.

—¿Su comportamiento era defensivo, quizás pensaste que era fría? Así lo determinan ustedes.

—Sí, era justo lo que pensaba —declaré.

—La razón por la cual estás aquí es porque, Khea me comentó que gracias a ti, por primera vez logró controlar su ira —yo asentí acordarme de lo sucedido— luego me dijo que se sintió feliz, lo cual para mí, que llevo el caso de Khea hace tres años es sorprendente.

»Khea lograba identificar muy bien los sentimientos en las demás personas, pero al llegar el momento de identificarlas en ella, se le hacía imposible. Muchas veces provoqué la ira, la felicidad, las emociones básicas en ella, pero no lograba identificar nada.

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