Capítulo 7

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Nota de autora: Guenas guenas, hoy amanecimooos, con capítulo nuevo

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Nota de autora: Guenas guenas, hoy amanecimooos, con capítulo nuevo.

Ustedes dirán: Lili, mensa, hoy es viernes.

Resulta que ayer me escribió: Vicki (lectora) pidiéndome otro capítulo, y como a mí me gusta complacer a la familia, aquí está. Deseo que lo disfruten.

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Khea aún seguía dormida, enrollada entre sus sabanas. Yo llevaba varios minutos sentado en la silla que estaba cerca del escritorio, tenía el dibujo entre mis manos, no era una imagen que yo me he tomado antes como para decir que lo copió. El dibujo era una copia exacta de mí, cada detalle de mi rostro se reflejaba.

Un ruido me distrajo y me hizo volver a la realidad. Al principio me asusté porque pensé que alguien venía al cuarto, pero me relajé cuando me di cuenta de que él venía de Khea, que más que un ruido era un quejido.

Se volteó boca arriba y con sus piernas empezó a quitarse la cobija mientras se seguía quejando, lo más curioso era que aún seguía con los ojos cerrados, me percaté que estaba sudada, cosa extraña porque llevaba varios minutos ahí y no era un lugar caliente.

Siguió quejándose, y cuando vi una lágrima desprenderse de su ojo para bajar por su rostro lo supe, estaba teniendo una pesadilla. Dejé el dibujo sobre la mesa y me aproximé a la cama, pero Khea ya había abierto los ojos y al mismo tiempo había pegado un grito de horror, de desesperación, era un grito de alguien que le tenía pavor a algo. Sus ojos color café chocaron con los míos y en sus ojos pude ver más: tristeza, rabia, nostalgia, debilidad.

—¿Qué haces aquí? —preguntó con la voz un poco seca y en susurro.

—Yo... yo... bueno yo... ¿Por qué hiciste un dibujo de mí? —fue lo primero que se me ocurrió.

Bravo muchacho, ella teniendo una pesadilla y tú preguntando por qué hizo un dibujo.

Sus ojos casi se salen del asombro, se levantó de la cama en dirección al escritorio.

Llevaba un short color negro con puntos rojos y una camiseta del mismo color, pero en el centro decía: "Por dentro muerta, por fuera viva"

—¿Qué haces aquí adentro? ¿No sabías que puedo llamar a la policía por entrar en una propiedad privada? —indagó enojada.

—¿Por qué hiciste un dibujo mío?

—El artículo 268 del código penal dice que si entras en propiedad privada puedes tener de seis meses a cinco años, así que dime qué haces aquí o llamo a la policía, tú decides. —dictaminó con seriedad. El miedo que se reflejaba en su rostro ya no estaba, y volví a ver ese vació en sus ojos.

—Te vine a invitar a una fiesta —confesé, sus cejas se hundieron en confusión— lo que pasa es que me dio miedo tocar a la puerta, y preferí trepar por la ventana para pedirte.

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