Capítulo 25

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KHEA
El día del juicio.

—... la declaramos culpable por el planeo y homicidio del señor Freddy Smith.

Mis ojos se empañaron de lágrimas. ¿La ley era verdaderamente justo? ¿A cuántos inocentes han encerrado? ¿Cuántos delincuentes andan sueltos?

Pero como bien se dice que no hay que cantar victoria antes de tiempo. Yo digo que tampoco hay que cantar batalla perdida antes de tiempo.

Escucho un poco lejos una puerta abrirse, mi vista solo estaba clavada en el piso.

—Disculpe la interrupción, señor, pero una mujer insiste en pasar. Alega que tiene algo muy importante que aportar a este caso -lo que dice el guardia hace que preste atención a lo que dice.

El juez lleva su mirada en mí, luego al abogado y de nuevo al guardia.

Hazla pasar -contesta.

Un par de minutos después unos tacones empiezan a sonar cada vez más cerca. Volteo a verla per su rostro no se me hacía conocido.

Era una mujer de estatura media, aunque los tacones la hacían ver más alta haciéndola lucir más elegante. Llevaba un pantalón negro ajustado y una camisa del mismo color, una cola alta. La ropa ajustada la hacían resaltar su cuerpo.

En su rostro mostraba seriedad, y en la mirada se reflejaba que era una mujer competitiva, que nunca perdía nada.

—Abogada Carly Romero —anunció— tengo aquí las pruebas que comprueban que la señorita Khea Smith es inocente —elevó un sobre amarillo.

Mis cejas se hundieron, ¿Qué pruebas y por qué el abogado no las tenía? El juez le dio permiso para entregar el sobre y que explicara de qué se trataba.

—Desde hace un par de semanas que sigo el caso, y solo hay que ponerse dos dedos de frente para saber que algo andaba mal, ¿no es así abogado? —se dirigió al hombre que estaba a mi lado, que al igual que ella todos volteamos a verlo.

—No sé de qué me habla —defendió.

Carly negó y prosiguió.

—El día que detuvieron a Khea estaba balbuceando cosas, pero una de ella era que lo había hecho porque el difunto Smith había abusado de ella —una punzada de dolor atacó mi pecho de solo escucharlo— por lo que apenas Khea al llegar al hospital le fueron hechos unos exámenes.

—¿Exámenes de qué? —hable por primera vez.

—Te revisaron —me contestó— En los exámenes dio como resultado que en el cuerpo de Khea se encontró ADN del señor Smith, y no solo eso —el juez estaba revisando los papeles— en su cuerpo había marcas de forcejeo, y chupones de días como puede ver en las fotos.

—Yo no estaba al tanto de eso —intervino el abogado.

—¿No estabas al tanto, o te hacías el loco? —el juez levantó la mirada de las hojas, mirando extrañado a la abogada— Pasa, señor juez, que aquí el abogado sabía de la existencia de estas pruebas, ¿por qué no las presentó? O no, —se corrigió— mejor respóndenos, por qué el día que aceptas el caso de Khea salías de la oficina de los Smith, y horas más tardes retiras ciento cincuenta mil dólares de tu cuenta.

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