Capítulo 12

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❀ KHEA ❀

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❀ KHEA ❀

Día del juicio. Primer día de clases.

—Hoy estamos aquí para dar por cerrado el caso de Khea Smith, donde se abrió una amplia investigación sobre el homicidio del difunto, Freddy Smith —anunció el juez Ricardo.

Mi vista recorre por el tribunal. A mi derecha está el abogado que ha llevado mi caso por estos meses. A mi izquierda está el guardia de seguridad.

Volteo hacia atrás para ver quien vino, en realidad buscando a una sola persona, pero no está. Mi madre ni siquiera vino hoy, ni en el momento que me encerraron, no está, estoy sola.

—Se llama a la acusada Khea Smith, para declarar su versión de los hechos, del día veinte de julio de este mismo año.

Me levanto para ir al podio, para decir todo que pasó ese día, para volver a recordar lo que sucedió, y dolía.

—¿Jura usted decir la verdad, y nada más que la verdad? —pregunta un muchacho con una especie de libro en mano, que supongo es la ley.

Alzo mi mano para decir. —Lo juro.

El abogado de la familia de Freddy se levanta para hacer las preguntas, y yo cómodamente me siento.

—Esa noche, todo pasó en tu habitación, ¿es correcto? —Afirmé con un simple "si"— entonces... ¿De dónde saco el cuchillo? —preguntó

—El cuchillo se encontraba abajo de mi almohada, lo había agarrado días antes —respondí.

—¿Eso quiere decir que el homicidio estaba planeado? —Indagó.

—Quizás sí, quizás no.

—Objeción su señoría, no está respondiendo las preguntas, concretamente —se quejó el abogado.

—Sea puntual —se dirigió a mí.

—No, no lo planee —respondí a la pregunta.

—Entonces explíquenos, Khea, ¿Por qué si no lo planeo, agarro el cuchillo días antes? —con esa pregunta cualquiera diría que lo hice porque quise.

—Para defenderme.

—¿Te declaras culpable de lo que hiciste? —lanza otra pregunta.

Con seguridad, firmeza y como siempre lo he dicho:

—Sí, me declaro culpable —afirmo. Los murmullos del jurado hacen presencia y el juez los hace callar con unos martillazos.

—Bien —prosigue— ¿eso quiere decir, que no te arrepientes de lo que hiciste? —volvió a preguntar. Ya sabía lo que ellos querían, que me pudriera aquí.

—Está usted en lo correcto, no me arrepiento de lo que hice —volví a afirmar. Otros murmullos volvieron a hacer presencia.

—Silencio en la corte —intervino el juez acompañando de unos golpes.

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