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Despertó entre los brazos del alfa, estaba acurrucado en su pecho y con su brazo derecho rodeando su cintura, la comodidad le ganó a la vergüenza y decidió mantenerse ahí, envuelto en el calor del alfa, lo que lo hacía sentirse sumamente reconfortado en la fría habitación, podía escuchar el repiqueteo de la lluvia de fondo, todo estaba demasiado silencioso por lo que supuso que aún sería temprano y durmió muy poco. Trató de quedarse dormido nuevamente, porque sabía que en el momento que se separara del alfa no podría volver acomodarse de esa manera. Refunfuñó cuando le entraron ganas de ir al baño, con cuidado quitó los brazos de JiMin y se incorporó para salir de la cama de mala gana. Escuchó al menor quejarse entre sueños y acomodarse mejor para seguir durmiendo. Fue hacia el baño y usó el mingitorio, después de lavarse las manos se puso a unos pasos frente al espejo, se encontró con un par de ojeras bajo sus ojos agotados, la piel de su rostro estaba seca, pero la sentía grasosa, necesitaba tomar un baño urgentemente. Se quitó la sudadera y se puso de espaldas para ver la cicatriz en su cuello, el relieve lucía blanquecino.

No sentía nada que no le perteneciera a él.

Sonrió mientras se estiraba para desentumecerse. Analizó su cuerpo, sorprendido por lo diferente que estaba su figura, siempre fue delgado y escuálido por lo poco que comía y lo poco que se movía; ahora por el ejercicio su cuerpo tenía más curvas femeninas y no sabía si le disgustada por completo, su cintura disminuyó y sus piernas se estaban más contorneadas, decidió ignorar sus curvas para mirar su abdomen plano que comenzaba a endurecerse y los músculos en sus brazos se marcaban un poco. En definitiva, le gustaba su apariencia ahora —preferiría no tener curvas, pero le bastaba estar desarrollando sus músculos—, además de que se sentía más seguro de sí mismo.

— ¡Ah! Lo siento —la voz ajena lo sorprendió y notó a uno de sus compañeros girarse hacia otro lado para no verlo. YoonGi se puso de vuelta la sudadera y le avisó cuando subió el cierre— ¿Está bien? —se interesó el alfa mientras se acercaba a los lavamanos para lavarse los dientes.

— Sí, gracias —se despidió antes de salir de ahí.

Regresó al cuarto con prisa, pues el frío se coló por las plantas de sus pies, se encontró con Park sentado en la orilla de la cama frotándose los ojos soltando pequeños quejidos. El omega gateó por su costado para volver a recostarse en busca de calor, todo afuera estaba helado, se cubrió con la cobija hasta la barbilla y dejó salir un largo bostezo.

— ¿Dónde estaba? —preguntó arrastrando la voz y con los ojos apenas abiertos.

— Fui al baño, JiMin —obvió acomodándose para volverse a dormir, estiró su mano y titubeó antes de dar un par de palmadas en el hombro ajeno— ¿Vas a hacer algo? —el alfa negó en respuesta, inhaló profundo animándose a hacer la pregunta— ¿Puedes acostarte de nuevo? —preguntó con timidez.

— No sabía si era correcto acostarme de nuevo —balbuceó soltando una risita nerviosa al mismo tiempo que se acostaba de lado para poder ver al omega.

JiMin moría de ganas de abrazar a su mayor de nuevo contra su pecho y dormir un rato más, de hundir su nariz entre los cabellos negros para llenarse de su aroma y poder escuchar los raros ruidos que hacía dormido. Peinó las hebras oscuras con sus dedos y escuchó el suspiro ajeno que provocaron sus caricias. El omega evadía su mirada, demasiado tímido por todo lo sucedido como para aceptar verse a los ojos. A YoonGi le comenzaba a gustar lo que significaba ser amigo de ese extraño trío, todos eran tan atentos y cariñosos que a veces sentía que lloraría por todo ese amor. Iba a atreverse a abrazar al contrario y volver a la posición que estaban cuando despertó, se detuvo al escuchar claramente unos pasos apresurados por el pasillo, dejando ver en cuestión de segundos a TaeHyung detenerse en la entrada de la habitación, con una sonrisa por ir huyendo de Jung. JiMin deseó patear a su amigo cuando vio las intenciones del omega para acercarse más a él.
TaeHyung se preocupó al verlo envuelto en cobijas, creyendo que aún seguía sintiéndose mal. De inmediato se acercó y le preguntó por su estado, oyendo al pelirrojo entrar al cuarto mientras le regañaba por molestarlos desde temprano después de la mala noche que pasaron. El rubio se sentó a la orilla de la cama y posó su mano en uno de los tobillos del mayor con preocupación.

Rough omega (JimSu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora