Podía ser que su mente haya estado sumamente ocupada toda la tarde y noche anterior en reorganizarse para la vida universitaria y cómo volver a sobrellevar la doble vida diaria con sus padres, pero no. Ni siquiera recordó la existencia de la universidad después de su última clase. En su mente no hubo espacio para nada que no fuera Park JiMin y todo lo que sentía al estar cerca de él, presagiando lo peor. La última vez que sintió algo así fue antes de presentarse a los 14 años y ni siquiera en ese entonces supo qué hacer al respecto con la atracción hacia su compañero. No había sido capaz de reconocer textualmente que le gustaba JiMin. Planeaba ignorarlo hasta que el sentimiento desaparezca y pueda continuar con la amistad. No echaría a perder su valiosa amistad por tontos sentimientos que podían desaparecer en cuestión de días.
Pero mientras él buscaba librarse de su atracción, JiMin no colaboraba. Ahí estaba, esperándolo en la entrada de la universidad con un café caliente para él y una sonrisa encantadora. Torció la boca al sentir las tontas mariposas en su estómago, llegó hasta él y recibió el vaso con una pequeña sonrisa dibujada en sus labios.
— ¿Ya desayunaste? —preguntó buscando en su mochila un paquete de galletas que compró para él. Sonrió victorioso cuando negó—. Qué suerte que te compré esto.
— Gracias, JiMin —lo recibió reclamándo a su lobo para que dejara de moverse inquieto en su interior.
Caminaron juntos hasta el salón que les tocaba. Materia diferente, profesor diferente. Eso implicaría atravesar de nuevo una de las dos formas en que reaccionaría su profesor: haciendo un escándalo y perdiendo la clase explicando que contaba con permiso especial o siendo ignorado por completo. Siendo sincero, ninguna le favorecía. Le dió un sorbo a la bebida para pretender que no estaba nervioso. Esta era su clase favorita por ser lo más cercano a la práctica en el mundo laboral. El día anterior fue horrible, maestro tras maestro buscando denigrarlo y dejarlo saber que ese no era su lugar, no sabía que tan fuerte era capaz de ser ese día para mantener la frente en alto. Entonces el profesor SeHun entró al aula con su misma mirada seria, frenó su paso y dedicó una larga mirada a los alumnos cuando sus ojos se posaron en él. A YoonGi casi se le sale el alma cuando alzó una ceja, JiMin le tomó la mano por debajo del escritorio para recordarle que tenía su apoyo.
— Omega —lo llamó por su casta, pudo escuchar las risillas burlescas a su alrededor esperando por el ataque verbal—. ¿Acaso olvidaste tu lugar? —se cruzó de brazos—. En mi clase los mejores van hasta el frente. ¿Qué haces hasta atrás? —golpeó suavemente uno de los escritorios ocupados y echó al alfa sentado ahí para que le regresara el puesto a su dueño—. Todos son patéticos, no soportan que un omega sea mejor que todos ustedes —señaló a alfas y betas que habían esperado con ansias el maltrato hacia YoonGi—. Las casta no tiene nada que ver con la inteligencia, dedicación y disciplina —sonrió engreído y extendió los brazos—. Si no son capaces de aguantarlo pueden marcharse y pedir un cambio de profesor —se acercó a abrir la puerta—. Esto será lo único que diré respecto al tema.
Oh SeHun era un alfa frío e inteligente, con un porte profesional y calculador. Era de los mejores abogados, cualquier caso que obtenía era evaluado hasta el más mínimo detalle. Nunca aceptaba nada que fuera en contra de sus ideales y valores, porque siempre ganaba. Gracias a eso era su fama como el comodín de los necesitados. Porque, aparte de todo, nunca cobraba igual, ayudando a personas de escasos recursos a obtener justicia, incluso haciendo trabajos probono. Las listas de espera para obtener la oportunidad de estar en sus clases eran enormes, había quienes aplazaban semestres la materia por una oportunidad. Si quedabas en el grupo, todavía haría falta que él decidiera que contabas con la mínima habilidad necesaria para seguirle el paso. Y al recibir la primer demanda de prueba de YoonGi apreció todo el potencial, no le importaba su casta, lo especial de él fue el caso que eligió de todo el listado para resolver y su agilidad. Nadie se metía a problemas sociales, porque eran los más complicados. Pero el pelinegro no temió intentarlo, con su escrito por supuesto no hubiera ganado, aunque no estaba muy lejos de conseguirlo. Quería más personas dispuestas a ayudar, personas que su interés principal no sea el dinero.

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Rough omega (JimSu)
FanfictionCuando se suponía que los omegas debían quedarse en casa a aprender las labores del hogar o los casos más difíciles iban a una institución para ser educados con base a su lugar en la jerarquía, Min YoonGi fingía ser un beta. En su primer año de univ...