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Despertó agitado y su rostro húmedo, sollozos abandonaban su boca sin su consentimiento. Alarmado por ver las piernas del alfa colgar en un indicio de que bajaría, llevó las manos para sofocar los sonidos. El golpe sordo de los pies desnudos golpear contra el suelo resonó, apretó los ojos y fingió seguir dormido para no llamar su atención.
Demasiado tarde para eso, JiMin se sentó en la orilla de la cama y acarició sus cabellos mientras siseaba y le susurraba que todo estaba bien.
La realidad lo golpeó con brutalidad, el castaño lo consolaba estando dormido, gracias a él sus pesadillas intercambiaban lugar con una consoladora oscuridad. Se sintió culpable de despertarlo en la madrugada con sus ruidos.

— Shh, no hay nada malo — fue su última oración, con la que su respiración se calmó y su corazón dejó de golpear su pecho con rabia.

Disfrutó las caricias en su cabello, eran extrañamente reconfortantes y cumplían el propósito de hacerlo sentir mejor. Tardó en notar la mano estática sobre su coronilla.
Observó al menor percatandose de su cabeza colgando, se había dormido sentado. Removió su cuerpos con delicadeza para no asustarlo, apenas y abrió los ojos.

— ¿Qué estás haciendo en mi cama? — se esforzó para no sonar como un reclamo, tampoco podía sonar como si fuera algo normal—. Ve a dormir.

Asintió distraído y obedeció, a medio camino resbaló casi cayendo de trasero, no tenía la suficiente fuerza para subir sin casi matarse antes. Meditó los posibles problemas de dejarlo dormir en su cama y tratar de subir. No tenía ganas de esforzarse.

— Ven aquí — se levantó de la cama y señaló su colchón —, acuéstate — fue necesario repetirle lo mismo un par de veces e indicarle que se pegara a la pared otras dos más —. Si me abrazas, te castro — advirtió al menor ya dormido.

Intentó dormir se nuevo, sus párpados pesaban demasiado, tener los ojos cerrados no era suficiente para quedarse dormido.
Terminó acostado de lado con su mirada fija en el contrario y lo escaneó por completo.
Sus cachete aplastado contra el colchón, abultando sus labios haciéndolo parecer un puchero, lucía como un bebé, demasiado tierno —en todos los sentidos— para ser alfa.
Otro golpe imaginario que lo hizo sentir sofocado fue el darse cuenta de una tenue sonrisa en sus labios. Con eso se giró, sin cuidado y sin importarle mover toda la litera, para darle la espalda.

Eran las 5:30 cuando salió de la habitación ya arreglado con la ropa deportiva, Jeon lo esperaba junto a la puerta por la parte exterior.
JungKook no mencionó lo impregnado que tenía el olor de JiMin, no era como las otras veces, parecía él el dueño del olor.

YoonGi estaba ansioso por empezar y dirigir su atención a cualquier otra cosa, diferente a la imagen de despertar pegado al alfa, siendo él que invadió el espacio ajeno.

Usualmente la presencia de su lobo era evidente cuando la pasaba mal, como las pesadillas y otros momentos en los que tenía miedo. De ahí en más, ni siquiera sentía su presencia, siendo así desde que se presentó.
El tomar supresores desde siempre, no solo suprimió su olor y el celo, poco a poco fue acabando con todos los instintos de su lobo, siempre quiero y tirado, como si estuviera muerto. Sabía que no lo estaba porque sentía su tristeza, pero últimamente al estar con JiMin parecía darle inquietud al animal, lo sentía a duras penas incorporarse y dar unas cuantas vueltas. Buscando recibir más consuelo, sentirse querido por fin.

...

JiMin despertó e inmediatamente se sobresaltó al estar en la parte de abajo de la litera, el pálido no se encontraba ahí, después de revisar tampoco se encontraba en la parte superior. No recordaba qué sucedió luego de ir a consolar al mayor mientras dormía.
Se levantó y fue al baño para lavarse los dientes antes de arreglarse, se topó con HoSeok en el camino quien no dudó en decirle que se veía del asco. Y no estaba equivocado, se veía como si llevará días sin dormir.

Rough omega (JimSu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora