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Despertó con la respiración agitada y las manos temblando, después de años con pesadilla debería estar familiarizado con esa sensación de estar al borde del pánico, pero esta vez era diferente. Porque no sólo no había tenido una pesadilla, sino, tampoco sentía ese pánico creciente en su pecho. Volteó a ver al alfa recostado a su lado dándole la espalda, subió la cobija hasta los hombros ajenos para cubrirlo del frío, el sueño lo perseguía y la sensación extraña regresaba a su pecho. Recordaba vividamente todo lo que soñó y su piel se erizaba.

Se encontraba en la mitad del patio, tenía a JiMin frente a él, mirándolo con la habitual sonrisa dulce en sus labios. Una de sus manos escaló hasta su mejilla rozando desde su cuello hasta acunar su cachete. El pulgar rozó su labio inferior, sus miradas no se despegaban y algo ardía dentro de él, en su pecho. Cerró los ojos instintivamente cuando JiMin empezó a acercarse a él ladeando suavemente la cabeza, sabía que el alfa seguía con los ojos abiertos porque podía sentirlo. De nuevo un toque suave y delicado que fue como una caricia, entonces sintió su labio húmedo cuando fue abrazado por los ajenos. Por un momento sintió miedo creciendo en su pecho, la ansiedad del viejo recuerdo tomando poder en él, pero entonces sus labios se separaron y lo sintió dejando un piquito en su frente, con eso esfumó las malas sensaciones cuando con ese simple contacto le trajo paz por la seguridad le recordaba.

Se sentía protegido por el recuerdo de su madre y su tía besando su frente cuando era pequeño, mientras le susurraba que todo estaba bien y se encontraba a salvo. JiMin hizo que se vieran a los ojos de nuevo, transmitiendole calma:— Amaría que esto fuera real —las palabras del castaño lo habían descolocado, sin entender nada. Unió sus frentes, con los ojos cerrados y las narices rozándose complementó—. Odio que sea un simple sueño.

— ¿Es un sueño? —se sentía exageradamente real, podía olerlo y sentirlo con tanta claridad que era confuso. Sus manos escalaron hasta el pecho del alfa y pudo notar la calidez pasar a sus palmas. Acunó su rostro al ver sus ojos tristes— ¿Cómo lo sabes?

— Lo sé porque tú lo sabes —recibió un piquito en la comisura de sus labios y su corazón tembló—. Sólo soy tu imaginación.

Un poco descolocado se echó hacia atrás, había algo en ese JiMin que le confirmaba que no era real, no podía discernir la diferencia y de todas formas lo sabía:— Tengo que despertar —soltó cuando el contrario volvió a tirar de él para acercarlo a su pecho de nuevo.

— ¿A qué le temes? —cuestionó con simpleza el castaño— ¿Qué te da tanto miedo? —lo mantenía unido a él y lo único que YoonGi hacía era tironearse para salir del agarre ajeno, nervioso.

— ¿Miedo de qué? —puso sus palmas en el pecho del contrario y lo aventó con fuerza, consiguiendo liberarse del apresamiento.

De pronto, el JiMin falso desapareció, se encontraba solo en ese lugar, deseaba despertar y alejarse de esa abrumadora sensación que se acumulaba en su pecho. Encontró a un chico moreno de gran estatura a unos metros de él.

— De aceptar lo que sientes —respondió su anterior pregunta el muchacho—. Haces la misma pregunta una y otra vez para aferrarte a la más mínima diferencia y negar que sientes algo por JiMin.

— ¿Quién eres? —ignoró todo lo dicho por el desconocido.

— Soy tú —sonrió, tenía una sonrisa encantadora y perfecta— o tu lobo, mejor dicho. Esta es la imagen de quien me portó antes que tú —aclaró acercándose, clavó su dedo índice énfasis el pecho de YoonGi antes de recalcar—. No me cambies de tema, soy tú, sé lo que sientes —suavizó su mirada y acarició sus cabellos con cariño—. Sé que últimamente sientes algo que no logras describir cuando estás con JiMin, o que no sabías, porque en el fondo sabes que te gusta.

Rough omega (JimSu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora