Capitulo XXV

289 35 131
                                        

Vino Escarlata.

Arco II.

Capitulo 25.

[...]

No dejes que un simple muggle apague la magia que llevas en el interior.

[...]

—No planeó casarme con alguien que no le gusta Harry Potter.—La chica de larga cabellera castaña se quejó, con burla. Sin embargó un amargo sentimiento amenazaba en entrecortar su voz, al borde de romperla en composición de un desastroso llanto.

Las palabras eran profundas, misteriosas, peligrosas y curiosas como el mismo fondo del océano. Mientras que sus fanales posaban en el suelo, se negaba a sobre pensar las cosas, y es que le parecía imposible tal acción. Su cabeza parecía ser un rompecabezas con piezas quemadas y extraviadas. La complejidad del control que tenía en ese momento era tan grave que él ni si quiera sabía que hacer, o conocer que tan fatal era.

O al menos eso creía, ya que muy en el fondo sabía que estaba mal, hundido en su propia miseria, sentimiento que escondía entre comentarios pasivos agresivos, incluso burlándose de sus propios problemas. Eran sus capas de seguridad para evitar llorar, para que no se viera obligada a buscar a alguien para desahogarse.

No deseaba molestar a las personas que amaba, y que desembocara sentimientos negativos sobre ellos. Sin embargó las noches le parecían eternas, demenciales, con su cuerpo cansado, con la respiración agitada, son sus uñas horribles por haber ido mordidas, con las hebras de su grueso cabello quedando en la almohada y entre sus erráticas manas. Con su piel ardiendo por ser rasguñada, sin poder cerrar lo ojos, con el insomnio dominando su cuerpo. La ansiedad haciendo de las suyas.

Cuestionando la razones por las que deseaba llorar. Ella sabía que eso era una rotunda falacia. La presión en el pecho, como si estrujaran su corazón, con la respiración entre cortada, sin poder llegar a un punto de alivio, con su cabeza trabajando en nuevas inseguridades y miedos, con sus ojos ardiendo y sus labios temblando con fervor por la misma sensación de sentirse mal sin poder llorar.

La impotencia de querer gritar, pero tener que callar, sollozar pero sin lagrimas que derramar. Desear ser ahogada incluso asesinada, y a su vez rogar por respirar y ser salvada, una ironía que de alguno u otra forma se complementaban.

Conocía la razón, pero se negaba a afrontarla. Y era lo que más le podía y dolía, saberlo, sin conocerlo, afrontarlo con el miedo que nunca tuvo, y con la tristeza que siempre mantuvo.

—No seas infantil, Eliza.—La voz agridulce de Zayn la hizo temblar. Entre ser y no ser, el sarcasmo era todo un paradigma entre la estructura de simples palabras.

La chica de tan solo veinte años, le sacó la lengua, seguido del dedo de en medio, a lo que Louis sonrió. La había educado bien. En cambió el de fanales dulce como la miel rodeó los ojos, optando por sentarse de una manera más adecuada a la situación.

Su compresión a la situación, era nula. Era un buen conocedor de no todas las parejas compartían gustos, lo cuál le parecía agradable, ya que siempre podías aprender u odiar nuevas cosas.

—¿Infantil?—Cuestionó con su entrecejo arrugándose. Su rostro se deformó por completo, resaltando su notorio enojo. 

Si bien, la corta vida que la joven comenzaba a experimentar, se le había recriminado el ser infantil, que madurará. Qué todo lo entendería cuándo al fin lo hiciera, sin embargó si no tenía alguna actitud parecida al de un infante, se le reprimía por ser tan amargada.

Vino EscarlataDonde viven las historias. Descúbrelo ahora