Capitulo XXVI

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Vino Escarlata.

Arco II.

Capitulo 26.

[...]

Eres como una rosa, esplendida, angelical, sublime ,con el rojo dominando,imponiendo tu propia monarquía, sin embargó traes contigo dolorosas y punzantes espinas que podrían desgarrar mi alma.

[...]

—Sigo sin poder comprender.—Le dedicó una corta mirada con sus fanales desorientados, y su entrecejo arrugado por su notoria confusión. Con sus palabras afirmando los gestos. Sin duda si su lenguaje corporal no delataba su confusión, la confesión de fonemas lo confirmaba.

No lo miró, simplemente alzó su mano con aquella elegancia y delicadez, realizando un ademán para que su amigo se acercará al estante que el se encontraba. Liam no tardó en acercarse, rodeando lo ojos, bufando por la falta de respuesta y la poca comunicación, que el mismo Louis reducía al sentirla innecesaria, o tal vez porque le robaba la atención que en ese momento era indispensable.

Su prioridad, después de Harry por supuesto, en ese momento, era encontrar un anillo para su omega. Aunque era verdad, que no interferían sus asuntos, negocios o problemas, Harry siempre era su prioridad.

No obstante, esa tarde necesitaba estar concentrado, era una exhaustiva búsqueda, no podía elegir cualquier anillo que sus ojos vieran, no. Necesitaba que se le escapará el aliento, que su pulso aumentará, que su piel se erizará y que sintiera ese pequeño adormecimiento, tal y como una carga eléctrica.

—Necesito un nuevo anillo para mi omega. —Contestó con una simpleza obvia. La manera en que no reflejaba sus nervios internos era sorprendente, digna de delirar y envidiar.

Sus fanales viajaban por las vitrinas de aquella lujosa joyería, que era exclusiva para ellos. No eran rápidos, todo lo contrario, apreciaban con cuidado cada pieza, aún así no sintiera esos desenfrenados latidos al ver los brillantes y costosos anillos. No importaba, les dedicaba cierta fracción del tiempo antes de descartar cada uno.

La piel de sus manos era suave, lo que causaba que se volviera adictiva hasta para el mismo, por ello era que mantenía sus manos enfrente, unidas, mientras se inclinaba un poco hacía los tan variados anillos. 

Entre palabras que deseaba vociferar y a la vez guardar, ya que eran tan íntimas, únicas y fieles a quién le robaba el aliento, que sentía que era todo un atrevimiento susurrarlas para él mismo. Escribiendo sobre su memoria, reguardando su poesía para quien lo merecía.

Los segundos transcurrieron, y el silencio los envolvió como una madre a un bebé en pleno diciembre, a lo que Louis dedujo que su amigo no había comprendido. Infirió, al ser conocedor que en detalles románticos Liam nunca se quedaba callado, era todo lo opuesto en cuestión del romance, entre términos coloquiales, Liam podría hablar hasta por los codos en base al tema.

—La decadencia humana es aterradora.—Ríe a razón de su propio comentario, terminado por encogerse de hombros, restando importancia al poco ortodoxo intentó de insultó.—Dime, ¿Qué es lo que tu insuficiente intelecto no puede procesar?

—Desconozco la razón de porque le sigues pidiendo matrimonio. Se supone que ya lo hiciste una vez y según nos contaste su respuesta fue positiva. ¿Porque hacerlo dos veces? O en esta ocasión tres.—Guardó silencio unos instantes, esperando el típico comentario pasivo agresivo por parte de Louis, o entre las mejores opciones;una respuesta concreta.—Amenos que seas un mentiroso, y Harry te haya rechazado dos ves.

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